miércoles, 14 de julio de 2010

Niñas ¡déjense ahí! o por qué las damitas del Bajío no deben tatuarse

Ayer en León, Guanajuato, la muy escandalizada directora del Instituto de la Mujer Guanajuatense (Imug) hizo varias declaraciones que me parece interesante comentar y que, por su contenido, dan pie al más descarado pitorreo. Luz María Ramírez Villalpando tuvo a bien mostrar una foto a la concurrencia -miembros del Partido Acción Nacional (PAN)- para dar fe de su desconcierto y conmoción y, de pasadita, hacerse entender. Como no tengo acceso a la imagen precisa que Ramírez Villalpando mostró, pues he aquí otra foto que muy bien puede servir de ejemplo:

Así es: Ramírez Villalpando no cabía del asombro (en mal plan) que le provoca este tipo de imagen (y ni se diga la opinión que le merece este "tipo" de mujer). Ayer la directora del Imug no estaba escandalizada porque de los 4,893,812 de habitantes en Guanajuato solo 1 de cada 100 tiene estudios de posgrado, ni porque 10 de cada 100, de entre 15 años y más, no saben leer ni escribir. Tampoco le pareció escandaloso que en el municipio de León la muerte por violencia intrafamiliar se haya incrementado hasta en un 400% en los últimos 20 años y mucho menos reparó en el hecho de que en Guanajuato 1 de cada 5 personas contagiadas de VIH es mujer y ama de casa.

No. Por el momento, a Ramírez Villalpando solo parece quitarle el sueño (atormentado, segurito, por toda mujer, hombre o quimera a favor del derecho a decidir) que a las jóvenes damitas guanajuatenses se les vaya a ocurrir la peregrina idea de hacerse un tatuaje o una perforación. Este aberrante comportamiento, según la titular del Imug, solo puede evidenciar un alarmante estado de cosas: la falta de valores (que, si me permiten la inserción, resultan un pelín conservadores, panuchos y mochos). Claro, Ramírez Villalpando no está considerando entre esos valores violentados a los que apela (y que, por lo menos en la nota, nunca explicita) el derecho que sobre su cuerpo tienen las guanajuatenses, ni tampoco el valor que algunos y algunas le damos a poder expresarnos como mejor nos parezca, con los medios que se nos de la gana. Ay, pero ¡cómo se me ocurre pensar eso! Si disfrutar del propio cuerpo a través de prácticas "no convencionales", bien se sabe en el Bajío, es puro y cínico libertinaje...

Yo creo que Ramírez Villalpando se ha de referir a valores como esos a los que apuntan los mexicanísimos dichos y refranes: calladita te ves más bonita y sin andarte rayando la piel que Dios te dio ni haciéndote otros hoyos además de los que ya tienes de nacimiento (pero ¿qué necesidad de andar sufriendo mana?) te ves mucho mejor; reloj, caballo y mujer, tener bueno o no tener, porque pa' que quieres una que te salga voluntariosa y, encima, tatuada; la mujer buena no tiene ojos ni orejas, ni independencia, ni autonomía, ni cerebro, ni decisión propia, ya no hablemos de criterio y, por supuestísimo, la mujer buena no tiene performaciones ni tatuajes. Y pues ¿cómo no iba a pensar así la directora del Imug si su Estado le ha dado a México esta soberbia enseñanza: mujer que quiera a uno solo y banqueta para dos no se hallan en Guanajuato ni por el amor de Dios?

Huelga decir que adivinar la inmoralidad o moralidad de una mujer con base en la existencia o inexistencia de tatuajes o perforaciones es, por decir lo menos, una ridiculez. Mejor me ahorro mi palabras y le cedo el espacio a lo que mis amigos y amigas de Facebook han dicho al respecto:











Supongo que esperar la destitución de una funcionaria pública mexicana por andar moralizando en lugar de trabajando es una ingenuidad. Cada cual puede tener la opinión que quiera sobre el tema que quiera pero, si se es servidor público, ventilar dichas opiniones tan campechanamente es un poco irresponsable, ¿no creen?

Foto, cortesía de www.dogguie.com
Gracias a quienes comentaron en Facebook.

1 comentario:

Hermes dijo...

me dejo sin comentarios... espero algun dia cambie de opinion :__;