Ahora mismo, justo en la regadera, se me ocurre que debiera escribir un post sobre los posts que nunca escribí. Como aquél en que hace poquito más de un año iba con A y B en un taxi para encontrarnos con C en una mezcalería (y, neto, las mujeres cuyos nombres describo aquí si corresponden a las iniciales A, B y C) y después de platicar acerca de los payasos malignos y lúgubres de nuestra infancia (por eso se dice: ¡te va a cargar el payaaasooo!) yo dije: "esto merece una entrada en mi bló". Entrada que hasta hoy, más o menos, grosso modo, estoy posteando. La regadera corre, el agua cae. O el post sobre los lugares comunes de las telenovelas, algo así como un Top Ten de horrores televisivos. Quiero una telenovela sin cárceles ni juicios americanizados ni ministerios públicos gañanes ni culpables inocentes e inocentes culpables; sin haciendas (ni hacendadas cabronas y buenísimas, por supuesto); sin manicomios y sin pérdidas de la memoria repentinas, inexplicables y muy convenientes; sin preparatorianos/as jodidos/as o presuntuosos/as hasta el vómito; sin sillas de ruedas ni testamentos problemáticos; sin paternidades dudosas (porque con las maternidades está más difícil hacerle al cuento, aunque también); sin hijos e hijas ilegítimos/as que buscan a sus padres/madres para vengarse, hacerles la vida de cuadritos, tal vez reconciliarse a unas horas del último episodio y así. Una telenovela sin finales felices de bodas blancas (a veces múltiples). Cierro la llave del agua y me acuerdo de los posts que prometí escribir sobre los cuarenta días con sus noches en que mi madre estuvo en el hospital; me acuerdo de la niña que gritaba en la rampa de urgencias: "¡no, ella no! ¡Mi abuelita no! ¡No puede ser, no es cierto, no es cierto, no es cierto!". Me acuerdo de los tubos, las máquinas, los catéteres, las gotas de suero que caían como cae esa gotita necia de la regadera; me acuerdo de una mujer cuyo nombre he olvidado que estuvo unos cuantos días en la cama contigua a la de mi madre y que se maquillaba, se peinaba la melena canosa, no dormía y nunca nadie fue a visitarla. Salgo del baño, entoallada, mojada y me acuerdo del post que pensé escribir sobre Iniciativa México, segunda edición para desgracia de muchos. Me acuerdo de cuán malévolo me parece que las televisoras mexicanas quieran cooptar el activismo social y transformarlo en un pinche reality show, un pinche reality de concurso para acabarla de amolar. Montañas de ropa limpia y sucia, zapatos por todos lados, cremas, perfumes, desodorantes: este cuarto es un desastre y yo pensando en los posts que nunca escribí. Como el post sobre mi club de Toby favorito, H y J (aquí nomás no hay ninguna I en el medio), sobre resumir cuatro años de no vernos en una larguísima plática sobre práctica espiritual, terapias de todo tipo y mucho sexo (si: sexo, sexo, sexo; en cubículos de universidades públicas, en lunas de miel, entre dos, entre tres, entre más, vestidas, desnudos, encerrados en una habitación todo un fin de semana, sexo a escondidas y en exteriores, sexo en todas las posiciones y estados de conciencia, sexo antes y después). Pasan los años y cada vez quedan más cosas por decir; cada vez es más urgente verse con más frecuencia. Porque uno nunca sabe. O el post sobre el joyero enamorado del lenguaje de la plata y San Eloy, patrono de los orfebres; o el post (varios posts, si) para seguir traduciendo pasajes de Infinite Jest, aunque desde hace meses siga estancada en la página 571 de 1079 (contando las notas); o el post que escribiré de las películas que quiero ver, una vez que las haya visto, y de cómo uno deja de ir al cine por dedicarse a escribir una tesis sobre cine y a organizar diplomados sobre cine; o el post... mejor me voy a escribir otra cosa. Ahí les dejo musiquita para escribir posts que nunca fueron escritos porque ahora resulta que me encanta Passion Pit. Y así.
Video, cortesía de pocketfudgy.
Video, cortesía de pocketfudgy.
3 comentarios:
También somos lo que no hacemos.
BUENA IDEA PARA EL CONCEPTO DE UN BLOG: "EL POST QUE NUNCA ESTUVO AHÍ"
Gracias Panda y OJT por comentar. Saluditos, n.
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