martes, 17 de junio de 2014

Por "la vida" y contra "los gays". Los primeros desaciertos de la Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano

El 12 de junio de 2014 se instaló en el Senado de la República la Comisión Ordinaria de la Familia y el Desarrollo Humano. José María Martínez Martínez, senador panista por Jalisco, preside dicha Comisión y para marcar el inicio de sus labores pronunció un breve discurso. En distintos medios se reportó que la Comisión trabajaría "a favor de la vida", lo cual desde el panismo y otras posiciones conservadoras sólo puede suponer una cosa: luchar contra (esa aberración de la naturaleza que es) el aborto. Las notas de prensa también advirtieron que esta Comisión estaría en contra de la legalización de las uniones de personas del mismo sexo, es decir, lucharía contra (esos engendros del demonio que son) las bodas gay (e, implícitamente, contra los derechos de todos aquellos que no son heterosexuales, puuuaajjj…). Ya entrados en gastos, dicha Comisión también se opondría al reconocimiento legal de las muchas familias no tradicionales que ya existen. Puras negaciones prohibicionistas, pues.

Como hiciera Carlos Monsiváis en su columna "Por mi madre, bohemios", me permito comentar el discurso de Martínez Martínez. El cuerpo del discurso está en letras negras y mis comentarios en azul, pero adelanto que éstos están teñidos de pura bilis por el coraje que me hace pensar que pueda existir una Comisión del Senado con este particular tenor moralino y normalizador. Advierto que si algún lector de este bló está por la vida y en contra de los gays, mejor ni lea la presente entrada...


En principio, para dar la bienvenida a quienes nos acompañan hoy en el presídium, tanto de la Cámara de Diputados, en representación la diputada vicepresidenta; la senadora Lisbeth Hernández Lecona también, compañera de la Comisión; la senadora Martha Palafox, también compañera de la Comisión; el senador presidente del Senado de la República, el senador presidente de la Junta de Coordinación Política; la senadora Angélica Araujo, en representación del senador Emilio Gamboa, coordinador de la bancada del PRI y destaco también la presencia en el presídium de la Doctora Elva Leonor Cárdenas Miranda, directora general de Protección a la Infancia, en representación de la señora Angélica Rivera, del Sistema DIF Nacional. También destaco la presencia de la Maestra Consuelo del Rosario González Jiménez, directora general del Sistema DIF Jalisco, en representación de este Sistema de mi estado natal. Muchas gracias por acompañarnos. [Nada que comentar aquí, las afrentas a los derechos civiles y humanos inician más abajo, aunque siempre conviene saber quienes están detrás de ellas.]

También a todos ustedes, amigas, amigos, representantes de la sociedad civil [¿Desde cuándo Jorge Serrano Limón y su organización Cultura por la Vida (antes Pro Vida) son los representantes plenipotenciarios y únicos de la sociedad civil?], representantes del gobierno que nos acompañan el día de hoy a ser testigos no sólo de la instalación de la Comisión Ordinaria de la Familia y Desarrollo Humano. [No sólo de… sino de, ¿qué? Como que aquí le faltó completar la frase al panista Martínez Martínez. No hay cuidado, yo se la termino de escribir: no sólo de la instalación de la Comisión Ordinaria de la Familia y Desarrollo Humano, sino del intento de regresar la moral de esta sociedad mexicana, tan distraída, libertaria y casquivana, al buen cauce del Señor.Es la primera vez en la historia parlamentaria, cuando menos en las últimas décadas, que se establece esta Comisión de carácter ordinario. [Y vaya que recordaremos esta Comisión de ideas peregrinas y discriminatorias por muchas más décadas; confiemos en que se disuelva pronto antes de seguir haciendo algo así como el ridículo.]

Ha habido esfuerzos en otros momentos, tanto en la Cámara de Diputados, como el Senado, de comisiones especiales, al igual que las hay también en algunas entidades federativas. 

Hoy la importancia de esta Comisión radica en los retos y desafíos que hoy tiene la familia. [¿Así, en singular? ¿Qué no existen familias diversas? Supongo que el senador Martínez Martínez se refiere a la gran familia mexicana, cuyo único modelo válido se legitima a diario con tanta boda por la Iglesia en las (tan aspiracionales y maniqueas) telenovelas de Televisa, a pesar de la existencia de divorcios, abandonos de hogar y madres solteras.] La familia que conceptualmente hoy no tenemos una distinción que cuando menos jurídicamente nos armonice el sentir o los sentires de todos los mexicanos en concreto respecto del modelo que nosotros queremos. [A ver, a ver: esta frase es un horror gramatical que, de veras, no se entiende bien. O sea, ¿hoy no tenemos una familia conceptualmente hablando? ¿O lo que no tenemos es una distinción jurídica que armonice sentires igualmente legítimos aunque dispares? ¿O, de plano, no tenemos capacidades oratorias? Haciendo un titánico esfuerzo de interpretación, pareciera que el panista nos está diciendo que quiere implantar su modelo de familia -el conveniente nosotros de la frase- independientemente de lo que todos los mexicanos -o sólo algunos- pensemos u objetemos al respecto.]

Hoy los legisladores se han pronunciado por un concepto, hoy la Corte ha metido de más su criterio [Pero, ¡qué metiches que son esos magistrados marrulleros!], y discúlpenme mi atrevimiento [Disculpado está...], en términos de la familia, y hoy algunos estados, en concreto el Distrito Federal ha ido más allá [¿Del bien y el mal, de lo normal y lo patológico, de la virtud y el pecado, de cualquier otra distinción con base en la moralidad hegemónica, panista en este caso? Mejor haber dicho que, a su juicio, el DF se pasó de lanza…], ha ido incluso a través de modas, tendencias, tratando de adoptar este modelo de familia, sin que ello nos signifique a la mayoría de los mexicanos. [De veras que este discurso está muy, pero muy mal estructurado: sin que ello nos signifique... ¿qué? Nos signifique, ¿algo, nada, mucho? ¿No habrá querido decir: sin que ello nos dignifiquecaracterice, represente, designe, simbolice o cualquier otra palabra?]

¿Qué es la familia? [¿Para qué pregunta si ya tiene en mente una (muy conservadora) respuesta?] Ya decía el senador presidente del Senado que debemos ir más allá de ese concepto jurídico, y no sólo de ese concepto jurídico, esa unidad social, esa unidad económica. 

Hoy la familia debe entenderse como esa comunidad perfecta, esa escuela de solidaridad y de amor, esa escuela de ciudadanía, debe entenderse con la misma sociedad, es aquí donde construimos a ciudadanos de valor y con valores. [Aaawww, ¡qué lindo! Pero si se trata del valor -y del derecho- que las mujeres tenemos de decidir, por las razones que sean, si queremos o no tener hijos, si se trata del valor de escoger en libertad a quien amar, con quien casarse (o no), con quien formar una -más bien otro tipo de- familia, entonces no hay valores, ¿verdad? Aquí nomás existen los valores tradicionales y sáquense a volar todos y todas l@s demás…] 

Es aquí donde reside la importancia de esta Comisión y su reto fundamental: defender, fortalecer y trabajar por la familia que nos significa a todos los mexicanos. [Dale con el mal uso del verbo significar y con la negación de la diversidad.] La familia desde ese concepto de los lazos naturales que han predominado a lo largo de la historia y ha resistido embates de modas y tendencias. [En principio, las familias diversas a las que alude el senador Martínez Martínez, sin atreverse a llamarlas por su nombre, no son "modas" ni "tendencias": existen de hecho para quienes así las viven desde hace años y su reconocimiento legal implica conquistas en términos de libertades civiles y derechos humanos. Me alarma que quien está al frente de una Comisión sobre "familia" no tenga ni el vocabulario ni el conocimiento (pareciera ser) y mucho menos la experiencia sobre el tema. Me pregunto si de pura casualidad el senador conoce a alguna familia homoparental en vivo y en directo. Por otro lado, no voy a mandarlo a leer a Michel Foucault o a Judith Butler porque es un despropósito, pero una cosa es evidente: el argumento del panista sobre la naturaleza y la naturalidad de la familia heteroparental es simplemente falaz. Ninguna institución, mucho menos el matrimonio convencional y el tipo de familia que se deriva de éste, es natural: toda institución es un constructo cultural con implicaciones de poder (hay que enfatizarlo, sí: pareciera que esta dimensión de las relaciones humanas y, sobre todo, del patriarcado y de la familia heteroparental curiosamente se les olvida a los panistas), un artefacto humano y falible que no cayó del cielo y así como se estableció a fuerza de golpes de todo tipo también se puede modificar y renovar. Además, si algo pareciera hoy día una moda o una tendencia (casi, casi en vías de extinción) es la familia tradicional, en función de la realidad empírica innegable de infinidad de familias homo y monoparentales y de quienes viven en unión libre. Eso de "trabajar desde los conceptos" (más bien chaquetones en este caso) y de no dignarse a mirar lo que ocurre en la vida cotidiana de otros y otras, mirar más allá del propio ombligo, siempre termina mal. Cómo se puede legislar desde horizontes tan cortos y estrechos, en verdad que no lo sé.] Ese concepto es el que hoy nos interesa y nos significa en esta Comisión trabajar. [¡No puedo más! ¡Dejen al lenguaje en paz! Aquí el panista Martínez Martínez habló como Yoda, me cae…]

Desde esta Comisión habremos de trabajar de manera conjunta, tanto con el gobierno federal, como con los gobiernos locales para buscar de forma transversal [¿Y si fuera de forma transexual? Ah no, que esas cosas raras y exóticas, por decreto, omisión o desconocimiento, no existen según el panista Martínez Martínez...] políticas que sí la fortalezcan. Tenemos que trabajar por rescatar nuestra experiencia, por darle de nueva cuenta valor a esa experiencia a través de nuestros adultos mayores, que hoy hay incluso algunas familias que los llevan a retiros. [Retiros, ¿espirituales? ¿No habrá querido decir casas de retiro? Que me disculpe el senador, pero qué mal uso del lenguaje. Y cómo llegamos a los adultos mayores es un misterio de su retórica (fallida).] 

Hoy tenemos que trabajar cómo incluimos también a los niños, a los jóvenes, a los adolescentes en un sentido de responsabilidad compartida con sus padres, con sus abuelos, con sus tíos, con sus primos. Hoy tenemos que trabajar también porque la familia no se desintegre. [Nada de andarse divorciando que es pecado, ¿eh? Y mucho menos incurran en la mexicanísima práctica de embarazar a sus novias y dejarlas con el "paquete".] Y esto implica también un gran trabajo por parte del Estado que no ha sido, que no ha sido una asignatura cuando menos de los últimos gobiernos. 

En todas las entidades de la República vemos cómo las familias se desintegran por la necesidad económica. Hay niños incluso, migrantes, hay adolescentes, jóvenes, padres que dejan solos sus hogares para ir en pos de una mejor oportunidad. Migran al extranjero, migran a zonas metropolitanas porque no hay oportunidades económicas y por tanto no hay desarrollo desde el propio municipio. [Jíjoles, de veras que aquí el senador está demostrando su completa ignorancia sobre el tema que trabaja la comisión que preside. Supongo que además de desconocer sobre familias diversas también desconoce sobre familias transnacionales… Alguien debería de mandar urgentemente al panista Martínez Martínez a tomar unos cursillos de actualización o, de perdis, a que se haga de asesores -serios, por favor- que tengan idea de qué son los estudios contemporáneos sobre la familia. Mínimo que vea el documental Los que se quedan de Juan Carlos Rulfo, a ver si se ilustra un poquito.]

Aquí es donde quiero revertir esa premisa que nos han enseñado a lo largo de la historia, hacer desde lo local, pero pensar desde lo global. No. Hoy tenemos que pensar desde lo local [Y lo global, ¿qué o qué? ¿Dónde quedó en la argumentación (sic)? Sobre todo después de culpar a la migración internacional de ser factor en la desintegración familiar...], desde lo local tenemos que pensar cómo fortalecer esta comunidad perfecta de solidaridad y amor que es la familia. 

Desde aquí también tenemos que trabajar en que políticas públicas a partir del Presupuesto de Egresos de la Federación se dirijan a potenciar el “vocacionamiento” económico de todas las entidades federativas para que desde ahí encuentre la familia oportunidades de desarrollo y supervivencia sin que pierda su integración vocacional. [O sea, el rollo es meramente económico, no se hagan bolas. La violencia de la guerra contra el narcotráfico que ha obligado a muchas comunidades a desplazarse y a otras tantas familias, completas o en partes, a migrar, esa qué; la violencia de género al interior de la familia que supone, en ocasiones, su "desintegración", esa qué...]

Desde aquí, desde esta Comisión también habremos de trabajar por políticas públicas que integren a todos [Y a todas, ¿nomás no o qué? El lenguaje de género brilla por su ausencia en una Comisión sobre familia. Increíble. Supongo que aquí es donde necesariamente tenemos que obviar a toda familia distinta a la tradicional y a cualquiera que no sea heterosexual: esos raritos y raritas cuyas quesque familias no son lo que Dios manda ni quien los quiera integrar, ¿no? El "aberrosexualismo" (entre sic y ajajjajajajajajajaja, un muy desafortunado (pseudo) término usado en Twitter para apoyar la lógica del panista Martínez Martínez, evidencia de que en verdad ya no hay moral… pero en el uso del lenguaje) no despoja a nadie de sus derechos. Pugnar contra el matrimonio entre personas del mismo sexo o contra formas diversas de vivir el género y la sexualidad sí lo hacen.] y que no se traduzcan en un esfuerzo aislado o lineal, como hoy ocurre. Hemos adoptado políticas internacionales [¡Qué caray con esas políticas internacionales que traen ideas extranjeras y perniciosas a México, como aquéllas de las libertades y derechos civiles de genuina y verdaderamente todos y todas!] a lo largo de nuestra historia que nos han dado por crear institutos de las mujeres, de los jóvenes, de los adultos [Es que luego a uno, así quién sabe cómo, le da por crear cosas y así...], sin pensar en el concepto integral de la familia. [Un concepto que, al leer este discurso, más que integral parece autoritario y excluyente.]

Hoy tenemos de nueva cuenta que volver a agrupar estos esfuerzos, a coordinarlos, a vincularlos para crecer juntos como sociedad y como México. [No, yo no quiero crecer como México: quiero crecer como Suecia, Alemania o Dinamarca nomás porque sus gobiernos sí le dan a los padres varones licencia por maternidad -por paternidad, pues- en sus trabajos…] Hoy tenemos de nueva cuenta que volver a antaño [Justo la definición de una palabra que, por puritita decencia, me había esmerado en no usar aquí: retrógrado, dícese de la persona que es partidaria de ideas o instituciones de tiempos pasados...] y pensar en un andamiaje jurídico que permita integrar todos estos esfuerzos, pero que obligue a la autoridad a trabajar de manera transversal en todos y cada uno de los integrantes de la familia para que puedan enfrentar sus propios retos. [Ya: que se trabaje de manera transexual. Igual y hasta es más divertido.] 

También tenemos que cerrar la puerta [¿Ora es manda censurar y prohibir? Los eufemismos del panista Martínez Martínez están bien chafas…] ya a algunas entidades o algunos políticos que están pensando más en modas o en tendencias [Y vuelve la burra al trigo...] o incluso que nos han llevado a pensar en la muerte. [Eso de andar pensando en la finitud de la vida humana (y, para el caso, andar pensando en general) no está padre: como que es macabro, desagradable, de mal gusto y así. Supongo que el senador está también de acuerdo en que ya no se imparta Filosofía en las preparatorias…]

Tenemos que trabajar en políticas que fortalezcan la familia [Ya sabemos cuál es la única familia legítima, ¿verdad?], a la mujer [¿Cuál mujer? ¿A poco nomás existe una? ¡Claro! La mujer heterosexual, madre y esposa. De lesbianas y otras anomalías mejor ni hablamos...] y también a nuestros jóvenes. No queremos el aborto. [Nadie, absolutamente nadie lo quiere, señor senador. El problema aquí es que, en el Estado Laico en el cual (supuestamente) vivimos, la interrupción legal del embarazo es un derecho al cual pueden optar las mujeres -al menos aún pueden hacerlo en el DF- y también es un problema de salud pública que, como tal, no debiera resolverse desde presupuestos morales (que más bien parecen moralinos) o religiosos. No se preocupe senador Martínez Martínez: la legislación al respecto en el DF no obliga a ninguna mujer embarazada a abortar si ella desea ser madre. Y así como la ley no obliga a abortar, sería justo que tampoco se obligara a las mujeres a tener hijos a través de mecanismos diversos -desde la coacción de todo tipo hasta la falta de recursos- si ellas no quieren o no pueden hacerlo aún estando ya embarazadas. Supongo, señor senador, que usted considera a las mujeres seres capaces de tomar nuestras propias decisiones y no permanentes menores de edad necesitadas de guía, protección y aleccionamiento masculino...] Queremos trabajar en función exactamente de la vida. Esa es nuestra convicción, eso es lo que vamos nosotros a ofrecerle a México y a todos los mexicanos. Hoy tenemos que volver de nueva cuenta a esos lazos naturales [Sin comentarios...] que han integrado este concepto, esta comunidad de amor y de solidaridad. 

Esa es parte y ese va a ser el reto y la agenda de esta comisión. Muchísimas gracias. Sean todos ustedes bienvenidos. Faltó declarar formalmente instalada esta Comisión. [Ay, ¡si cierto! Con tanto rollo repetitivo y medio inconexo hasta se le olvidó al panista a que había venido...] Habiendo tres de los integrantes de cinco que conformamos esta Comisión, les agradezco, muchas gracias, estando la senadora Martha Palafox, la senadora Lizbeth Hernández y un servidor, como integrantes de esta comisión y de conformidad al artículo 147 del reglamento del Senado de la República declaro formalmente instalada la Comisión Ordinaria de la Familia y Desarrollo Humano. Enhorabuena. Muchas gracias. [Amén. Vayan con Dios…]

5 comentarios:

anonimo cercano dijo...

Gracias por subrayar el ridículo discurso, y la peligrosa farsa de la novel Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano y sus valor "de antaño" para los más medievales del medievo.

Moy dijo...

Sí, me escuché el discurso y lo leí... Y sólo puedo decir: ¬¬

Alex dijo...

SUSCRIBO!!!! (los comentarios de la R., como habría señalado el buen Monsivais, que no el discurso del senador).
Un solo comentario a Nimbemon, y nomás por joder: el uso del "pareciera" es incorrecto todo lo largo del texto, sugiero a futuro el uso de "parecería".

Beatriz dijo...

Creo que les pides demasiado. Han sido incapaces de, al menos, proveer protección social básica a su unidad familiar ideal. De ser así, papá hetero tendría derechos que no tiene, mamá hetero tendría derechos que brillan por su ausencia e hijitos heteritos lo mismo.
Sin tomar en cuenta ni trasnacionalismos ni familias diversas ni nada que les suene "raro", la inconsistencia del discurso panista hace aguas por todas partes. La realidad supera sus discursos(y mira si es fácil hacerlo al revés: discursos que superen la realidad)y el Senado se convierte en un púlpito en donde ya no sé si el resto de senadores ve esto como un performance, nomás les dan el avión o si de plano es un tema que consideran tan menor frente al jugoso pastel ganancial de petróleos y derivados lucrativos; que esto se deja pasar como graciosa concesión al panismo y sus ocurrencias.

Claus Loredo dijo...

Gracias por tu palabras NIMBEMON, concuerdo contigo, creo que los valores y creencias personales deben de quedarse en el ámbito privado y los senadores deben asumir su posición pública, comportarse como tal y entender que gobiernan para un país plural en donde muchas formas de ser existen.