viernes, 21 de noviembre de 2014

Las envidias de Don Fede


Lamentablemente, en ciertos sectores del periodismo mexicano, la cosecha de leladas nunca se acaba. Me parece muy preocupante que el nivel de la discusión de un problema de interés público, como resulta investigar e informar sobre la procedencia de la casa de Angélica Rivera en Las Lomas, haya naufragado tan penosamente en una cuestión de -agárrense porque les puede dar un infarto- pura, llana y cochina "envidia". Es más: esa cochina envidia resulta ser la causa última de todos nuestros males… Esta columna (sic) del periodista (recontra sic) Federico Arreola parece escrita por un fan adolescente de La Gaviota y a lo largo de sus líneas agoniza la esperanza de que algunos opinadores de profesión hagan el mínimo esfuerzo por responder a sus críticos con inteligencia, elegancia y generosidad. Una advertencia: si se descuidan tantito, leer el texto de Don Fede publicado en SDP Noticias hará sangrar sus ojitos de tanta tontería impunemente lanzada al ciberespacio. Han sido advertid@s

Respetadas @elisaalanis y @AristeguiOnline veo resentimiento en muchas críticas a Angélica Rivera, por Federico Arreola [Desde el título, yo veo… gracias a mis fantásticos poderes psíquicos, claro está… ¡harta bobería!] 

La famosa J. K. Rowling dijo: “La grandeza inspira envidia. La envidia engendra rencor. Y el rencor genera mentiras”. [Sobre advertencia no hay engaño: ¿cómo podrá continuar y terminar una quesque columna si inicia con esta referencia? Ay, Don Fede: al menos hubiera citado a Yoda cuando dijo eso de que "el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento" y tú no quieres eso Luke Skywalker o, de perdis, las sabias palabras del difunto tío de Peter Parker: con un gran poder viene una gran responsabilidad…]
Ustedes, Carmen y Elisa, son mujeres maduras, equilibradas, profesionales. Las dos se dedican al periodismo, lo que hacen con honestidad. Ustedes no envidian ni conocen el rencor. Ustedes no mienten. [O sea, ¿cómo? Está usted tratando de ser irónico, Don Fede?] 
Lo único que guió a Carmen Aristegui en su reportaje sobre la casa de Angélica Rivera fue la pasión por su oficio, el periodismo. 
Y lo que llevó a Elisa Alanís a criticar lo que escribí sobre el trabajo de Aristegui fue la necesidad de defender el trabajo periodístico de Carmen. [Oiga Don Fede, ya revélenos el tip sobre cómo hace usted para meterse tan eficientemente en las cabezas ajenas y poder leer sus intenciones a distancia. Ha de ser algún hechizo tipo Harry Potter, ¿no?]
Para ti, Elisa, la señora Aristegui hizo un gran reportaje y yo, en tu opinión, me equivoqué al cuestionarla.
Pues bien… [Esotéricos puntos suspensivos que apuntan hacia… ¡la revelación del crush que Don Fede ha tenido con La Gaviota desde el siglo pasado!]
Les voy a explicar a ustedes dos [muchachitas insolentes, ash...] qué es lo que me molesta de toda esta historia: que se haya desatado una lamentable persecución, hasta un linchamiento de la señora Angélica Rivera [¿neto? ¿Lincharon a La Gaviota como hicieron con Murillo Karam? ¡¿Cómo es posible?! Ah, pero segurito que fue en redes sociales, sin sangre ni descalabros...], no tanto por las sospechas, que pueden ser legítimas y seguramente lo son acerca de sus inmuebles, sino más bien porque representa algo que en México es odiado: el éxito. [Hhhmm, Don Fede, como que esta generalización no tiene mucho sentido que digamos. A ver, dígame: ¿qué tiene que ver la legítima sospecha con la presunta corrupción con el mexicanísimo odio hacia la representante plenipotenciaria del éxito al estilo Televisa (no, no tú, Vero Castro, sino Doña Angélica)? Ya sé, Don Fede, que se lo han dicho muchas veces, pero me veo obligada a decírselo de nuevo: sea claro y sea serio, por favor.]
Angélica Rivera es bella, es inteligente, es famosa internacionalmente, es elegante, triunfó en la televisión, ha ganado mucho dinero, estuvo casada con un hombre rico, se divorció y ahora su marido es el apuesto presidente de México. [¿De veras, Don Fede? ¿Así nos llevamos? Ta güero: sí, le concedo eso de que La Gaviota es guapa, medio listilla, algo conocida en un par de lugares más allá de nuestro terruño y hasta elegante (pos cualquiera puede ser medianamente elegante con el alud de producción de que ella dispone). Pero, ¿desde cuándo es una virtud envidiable -o algo parecido- triunfar en la tele, ganar harto varo, casarse con y divorciarse de un señor rico y tener un marido presuntamente guapo y presuntamente presidente?] 
Sobran razones para envidiar y, por lo tanto, para odiar a Angélica Rivera. [Aajajjajajajjajjajajajjajajjaajajajaaaa… *cae de la silla y queda noqueada por tanta sagacidad y clarividencia*]
Conste, no estoy hablando del reportaje de Carmen. Tampoco, desde luego, de la videocolumna de Elisa. [Tons, ¿de qué demonios está hablando, Don Fede? ¿Para qué titula la columna como la titula si a la hora de la hora no tiene nada que ver con Carmen ni con Elisa ni con el trabajo de ambas?] Estoy hablando de todas esas personas que han aprovechado un material periodístico interesante para exhibir su resentimiento. [Ahhh, ya se reveló el hilo negro: ¡malditos resentidos aprovechados! Segurito que son proles y hasta perniciosos desestabilizadores anarquistas, de esos marginales que odia Soraya Montenegro… Y ahora, con ustedes, una lista de halagos (¿?) digna de cualquier chismógrafo de secundaria en 5, 4, 3, 2, 1…] 
Sí, a la señora Rivera la odian por bella. [Ay, de veras, ¡cómo son! No la odien por su arrolladora belleza, envidiosos de quinta. Ella no tuvo nada que ver con eso, ¡échenle la culpa a sus papás, a su maquillista estrella o a sus cirujanos!]
Sí, a la señora Rivera la odian por inteligente. […]
Sí, a la señora Rivera la odian por famosa en México y en el extranjero. [Recordemos las contribuciones a la alta cultura nacional -qué va, ¡planetaria!- de La Gaviota en joyitas como Muñecos de Papel Gracias Angélica por poner el nombre de México tan en alto, snif...]
Sí, a la señora Rivera la odian por elegante. [Porque la elegancia es indispensable cuando tooodooo lo demás -la sensibilidad y esas cosas- está ausente.]
Sí, a la señora Rivera la odian por haber triunfado profesionalmente. [Como que sus sólidos argumentos ya se están ablandando, ¿no cree Don Fede? Y repitiendo...]
Sí, a la señora Rivera la odian por haber ganado mucho dinero. [*Bosteza en forma monumental*]
Sí, a la señora Rivera la odian por haber estado casada con un hombre rico. [O sea, ¿cómo? ¿Qué está tratando de decir tan, pero tan repetitivamente, Don Fede? Con estas declaraciones suyas, se abre la puerta para muchas especulaciones: ¿está usted insinuando que una mujer debe aspirar a casarse con un hombre rico porque eso es social y hasta moralmente deseable, o nomás porque las viejas tenemos una pinche naturaleza envidiosa, trepadora e interesada? ¿Que si una mujer no se casa con un hombre rico, es más, si ni siquiera se casa, resulta una pobre loser marginal que tristemente desaprovechó su condición de potencial "dueña y señora de la casa"? ¿Que una mujer necesariamente tiene que odiar a cualquier otra que se haya casado con un hombre rico porque -sépanlo bien, envidiosas proletarias- el dinero no es la felicidad, pero cómo aliviana? Oiga, nomás por curiosidad, ¿sabe, aunque sea de oídas, que existe una cosa llamada feminismo y otra que le dicen discurso de género? Digo, nunca es tarde para aclararlo...]
Sí, a la señora Rivera la odian porque su actual marido es el presidente de México. [Más bien son las masoquistas las que la han de envidiar y odiar harto, con eso de las presuntas golpizas frecuentes y así… Insisto: no encuentro ni un ápice de sentido en este argumento (sic) suyo de odiar a alguien porque esté casado con alguien más. Como que lo que dice responde a la escala de valores elitistas, dramatiquísimos y superficiales de las muy exitosas y lucrativas telenovelas mexicanas, ¿no le parece Don Fede?]
Y no estoy hablando de la calidad, la objetividad y el valor del reportaje de Carmen, a la que considero una gran periodista incapaz de mentir. Tampoco estoy hablando de la sinceridad con la que Elisa se expresa en su videocolumna. [Chale… Oiga Don Fede, si no está hablando de esto ni de aquello ni de lo de más allá, ¿qué objeto tienen estas líneas?] 
Estoy hablando, nada más, [gracias por la precisión… en el último párrafo de una letanía de tontadas…] de uno de los grandes males de México, que es la causa de muchos otros terribles males de la nación: el resentimiento que genera envidia y lleva al odio que ahora tanto nos divide y amenaza como sociedad. [¿De veras, Don Fede? ¿Neto que ésta es su deslumbrante conclusión? En función del desafortunado contenido de sus líneas, permítame hacerle una humilde recomendación, Don Fede: usted lo que necesita es dejar de ver las comedias de La Gaviota con las cuales nos deleita el canal TLnovelas de cable. Me da la impresión de que todo el tiempo que ha empleado viendo telenovelas le ha dado un horizonte medio machín, frívolo y bastante limitado a la hora de tratar de defender a la señora Gaviota de las hordas de envidiosos resentidos que nomás se dedican a odiarla porque no tienen nada mejor que hacer. Considérelo, por favor… Le hará un bien a su psique, tan traqueteada que se nota.]


Meme de Soraya Montenegro, cortesía de GeneradorMemes.com

1 comentario:

Alex dijo...

Gracias por el post!!!!! Alguien tenía que comentar el espantoso artículo de Federico Arreola. Si yo fuera la Gaviota, la verdad, me sentiría muy mal de contar con amigos así, tontos y moralinos.
La manera como este hombre argumenta habla más de su bajeza y pusilanimidad que de otra cosa. Porque, ¿de verdad piensa que semejante despliegue de lamebotismo le asegura algún lugar seguro en el país, en su gremio, frente al gobierno o en su trabajo? Este pobre idiota, de tan condescendiente, y de tanto rampar, no se da cuenta que ya perdió todo sentido práctico su texto: ni la defiende ni critica a sus detractores ni nos informa ni nos pone a reflexionar.
Si algún valor tiene su artículo es el de haber dado pie a tu post Montse, así que gracias Don Fede, de alguna manera.