Un escritor argentino, muy amigo del boxeo, me decía que en ese combate
que se entabla entre un texto apasionante y su lector, la novela gana
siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knockout.
Julio Cortázar
Esta mañana en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM me di cuenta de que hay chicos (en el sentido más amplio del término, por paradójico que esto parezca) guapos que, de ser boxeadores, serían peso pluma o hasta mini o supermosca, según se vea (y marque la báscula, eso que ni que). Claro, porque entonces aquéllos hombres maduros ya con unas cuantas canitas encima (o más de las que podrían (o querrían) contar) y otro tanto de arrugas y experiencia y carisma y así -que ciertamente los hacen ver aún más interesantes y guapos de lo que ya de por si son (o eran en sus días de pluma)- de ser boxeadores, esos hombres maduros que decía yo, por supuesto serían peso pesado... o wélter, en su defecto. Es como si subiéramos al mismo ring (muy hipotéticamente hablando, ¿eh?) a Daniel Cloud Campos y a Gustavo Cerati. [Claus asiente con la cabeza]
Digo, en unos 12 años (si no hay contratiempos terribles, potencialmente letales) Daniel Cloud Campos tendrá 40 y, supongo, será todo un peso pesado, mientras que Cerati... Y esto fue una pequeña reflexión, a pedido de Claus, tras un largo y eficiente día de trabajo intenso y muy académico (uuufff...). [Risas de la mismísima "Clauds" que está aquí al lado, sentadita] Pero yo ni se de box (no me gusta nadita, con el perdón de los cronopios apasionados porque tampoco se de jazz). Y, además, ¿para qué ponerlos a pelear un round imaginario si ni siquiera están en la misma categoría? Lo que, por cierto, me recuerda las palabras de Cortázar...
Video, cortesía de Ester3694.
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