Estimado Esteban:
Escribo esta misiva esperando encontrarte bien y aún con empleo. A pesar de que no soy ni remotamente fan de Matutino Express, el programa del Canal 4 que a diario presides, dada la polémica surgida a partir de tus declaraciones en éste fue inevitable que viera el video en que sesudamente expones tu punto de vista con respecto a la homosexualidad (así como tu tienes el derecho a hacerlo público, habemos quienes consideramos una obligación rebatirlo en forma igualmente pública). Supongo que no esperabas que lo que expresaste aquella mañana, hace poco más de un mes, causara tanto revuelo. Pues si: tus palabras generaron escándalo porque evidencian no solamente lo que tu, a título personal, opinas sobre el particular, sino porque (quiero creer que) sin saberlo te volviste emisario y vocero de una postura ampliamente extendida en la sociedad mexicana, la postura conservadora de la intolerancia y, sobre todo, de la ignoracia. "Ay, pinches putos no hagan drama, pero ¡si ni es para tanto!", segurito que has de estar pensando. Pues si es para tanto y mucho más y trataré de explicarte por qué.
En primer lugar, tu "muy sencilla" pregunta: ¿es normal ser homosexual? (que no permitiste a Elsy Reyes reponder suficientemente), en definitiva escapa a una discusión facilona y vulgar, como la que iniciaste en el Matutino Express. Preguntarse con seriedad por la normalidad implica hacer un recuento de distintas corrientes filosóficas, antropológicas y sociológicas que (te apuesto lo que quieras) no conoces, a lo mejor porque tu área de especialización es otra. Como breve ilustración solo diré que la normalidad (bien lo saben quienes han leido a Michel Foucault) es una construcción cultural expresada mediante discursos que cambia en función de la historia y la geografía. El término normal no denota lo mismo aquí y ahora que en, digamos, Marruecos 100 años atrás. Además, los discursos de la normalidad tienen efectos de poder, es decir, imponen formas de ser, concebir y estar en el mundo. De aquí que el término anormal se utilice para censurar, exiliar, aniquilar, esconder y dominar aquello que sencillamente es otro, aquello que escapa a la generalidad de la que cuelga la etiqueta de la normalidad. Por ello, y respondiendo a tu pregunta, para personas como Norberto Rivera o como Onésimo Cepeda (quienes parecen vivir en la España del Santo Oficio, por cierto) vaya que no es normal ser homosexual, mientras que otros preferimos cuestionar el término normal y modestamente oponernos a la opresión que implica.
También echaste mano de la trillada excusa a propósito de la naturaleza (otra palabreja con una larguísima y nutrida trayectoria en las Humanidades), del lugar común de que es muy, pero muy sabia y por eso sabía lo que hacía al juntar a un hombre y a una mujer para que, mediante el sexo, poblaran este mundo; lo que desemboca en el argumento autoritario de "pero, ¡¿quiénes nos creemos nosotros, simples mortales mundanos, para cuestionar a La Naturaleza?!". (Curiosamente, Foucault explica que la naturaleza, en tanto concepto, se emparenta con la normalidad y tiene un uso tan o más ideológico que ésta). Según lo que dices, la finalidad natural y vital de la sexualidad es la reproducción. Entonces me asalta una duda: ¿has tenido sexo en tu vida exclusivamente tres veces que corresponden a los tres únicos hijos que tienes? El hecho biológico que requiere la unión de un óvulo y un espermatozoide para generar una nueva vida no descalifica de raíz las infinitas posibilidad de la sexualidad humana (con todo y lo que para muchos son sus espinosísimas aristas): la sexualidad pues, en tanto fenómeno emotivo, cultural, social y psicológico, no se agota ni mucho menos se circunscribe a la reproducción. Huelga decir que cuestionarse sobre si la sexualidad homosexual es "natural" o no se equipara a si es "normal" o no, por lo que volvemos a lo mismo que ya expresé en el párrafo anterior (y que, supongo, no es necesario repetir).
Te dejo una bibliografía mínima para que, si lo deseas (ya sea por iniciativa tuya o por presión mediática), amplies tus horizontes (si es que te gusta leer textos, digamos, difíciles). Porque la campaña esa de Televisa Elige estar bien contigo -aunque un poco pasada de moda ya- ha de suponer también una continua y esforzada superación intelectual, ¿que no?
Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Paidós/UNAM/PUEG, México, 2001,
Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patológico, Siglo XXI, México, 1972.
Foucault, Michel. Microfísica del poder, Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1992.
-------------- Los anormales. Curso en el College de France (1974-1975), Fondo de Cultura Económica, México, 2001.
Un saludo de Año Nuevo, n.
3 comentarios:
Muy buen post. Creo que es todo lo que puedo decir. JAJA. Efectivamente, cuando vi dicho video lo primero que se me vino a la mente fue "¿qué es normal?" y "¿qué es natural?". Para mí todo lo que existe es normal y natural...
Y qué puedo decirte, yo que estoy haciendo una tesina cuyo tema central es la bisexualidad?
Agregaría a tu lista de recomendaciones unas 50 referencias más, pero dudo siquiera que el Sr. Arce nos comente una sola de las que ya le has ofrecido.
Creo que este hombre tiene derecho a opinar lo que le venga en gana, incluso a cometer el gravísimo error de ridiculizar a una mujer empapada de lo que se le impidió exponer -lo digo porque tengo la esperanza de que haya aprendido algo aquel ignorante-. Con lo que no estoy de acuerdo es con que lo haga público, y no porque me sienta ofendido, sino porque grita a los cuatro vientos mediáticos que asì como él, otros cientos y miles de mexicanos rechazan la sola idea de tomar una revista de divulgación científica -no hablemos de libros... y, vamos, hasta Televisa publica una donde intentan regalar un poco de información válida y confiable, regálenle una!- para enterarse de los avances e investigaciones que nos sacan del oscurantismo al que nos tiene acostumbrados la televisión.
En fin... no tiene sentido dedicar más líneas a este suceso.
Saludos y espero me visite prontamente en Quettarnórië, doña Montse!
Gracias por considerar tu obligación rebatir así a este hombre y de pasada iluminarnos a los otros y darnos más argumentos para seguir hablando del asunto ante propios y extraños. Mi post sobre el tema, aún cuando más rupestre, acabó curiosamente en la misma pregunta. Un saludo con ganas de volver a leer al máster Foucault.
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