Una fotografía del tamaño de la mitad de una estampilla postal (tal vez más pequeña aún), en la que ni siquiera se ven tus ojos; a veces, tu nombre escrito en azul; otras, trece letras negras que me recuerdan cómo te llamas; un foquito verde o gris, dependiendo del humor o del trabajo; una media luna, casi imperceptible, que puede significar muchas cosas (cansancio, desdén, hastío, ausencia, olvido): fugaz catálogo de lo que la tecnología ofrece para que los corazones se acerquen, indicios vagos, diálogos intermitentes y, quizá, virtuales desencuentros.
Video, cortesía de TheGreatValerian
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