miércoles, 25 de noviembre de 2009

Una película de monstruos: hartos desvaríos sobre Luna Nueva

Luna Nueva (Chris Weitz, 2009), la segunda de cuatro partes de La Saga Crepúsculo, se estrenó a escala mundial el pasado 20 de noviembre. Las fans de esta historia de amor entre una simple mortal, Bella Swan (Kirsten Stewart), y un inmortal vampiro, Edward Cullen (Robert Pattinson), se deleitaron masivamente con el romance, el suspenso y la acción de esta cinta y, de paso, a lo largo de solo un fin de semana dejaron en la taquilla estadounidense 142.8 millones de dólares. Un exitazo, dice la productora Summit Entertainment. Lástima que sea tan, pero tan mala y que esté plagada de monstruos, monstruos de mentiritas y de a deveras.

El primer monstruo de la película es la creadora de los libros en que ésta se basa: Stephenie Meyer. Ya aquí y aquí había expresado antes mis objeciones para con el mundo de ficción de Meyer. Además de destrozar el milenario mito vampírico con sus meyerpires que brillan bajo el sol (cual hadas, dicen muchos), en lugar de estallar y desintegrarse como haría cualquier vampiro decente, Meyer consigue algo aún peor con su Saga: promover la inserción de la lectora promedio (adolescente y conflictuada) en el lugar de Bella [1], su sosa e insoportable protagonista. Esto no sería ningún crimen si Bella no fuera la quintaesencia de los valores patriarcales; sumisa, siempre dependiente de un hombre (monstruo, más bien) para sentirse segura y realizada, madre-esposa por destino y decisión, superficial y materialista, Bella resulta un modelo a seguir fatal. Lo que nos lleva directamente al segundo monstruo de Luna Nueva, las fangirls.

Fangirls, twitards o twihards, las obsesionadas seguidoras de Meyer llegan a extremos insospechados cuando se trata de expresar su devoción por la Saga, ya sea en su forma literaria o fílmica. Porque estas chamacas no se quedan en los insultos verbales o los ataques ciberespaciales cuando se topan con alguien que no aprueba y/o critica la obra de Meyer: se van a los golpes y más que eso con resultados terroríficos [2]. Obnubiladas en su deseo de encontrar a su propio vampiro translúcido que, gracias a sus millones, las saque de la escuela y les resuelva la vida, algunas fangirls rompen huesos, muerden y arañan a los incautos que tratan de razonar con ellas: La Saga Crespúsculo es ficción chicas, y ficción de muy mala factura. Ahora si, vayamos a la película.



En pocas palabras, Luna Nueva es la parte de la Saga en que los amantes se separan porque su amor es imposible (eso si: nomás pa' volverse a juntar al final de la película). Meyer dice, y la cinta lo confirma en varias escenas, que Luna Nueva encontró su inspiración en Romeo y Julieta de William Shakespeare [3]. Edward se convence de que es un peligro para Bella después de que Jasper (Jackson Rathbone), uno de sus hermanos vampiros, ataca a Bella el mero día de su fiesta de cumpleaños. Edward decide terminar con la relación y deja a Bella deprimida y más chillante que nunca, por lo que ella busca consuelo en su amigo de la infancia, Jacob (Taylor Lautner). Bella se convierte en una adicta a la adrenalina porque cada vez que está en peligro ve a Edward (o sea: la sobreprotección de Edward la persigue incluso cuando él está ausente).

En el novamás de su adicción, Bella decide tirarse de un acantilado al mar, lo cual tiene graves consecuencias, no porque le pase algo a nuestra heroína -Jacob la salva, go figure- sino porque Alice (Ashley Greene), la hermana de Edward cuyo poder vampírico es tener visiones sobre el futuro, le dice a éste que Bella se suicidó. Acto seguido, Edward pierde las ganas de vivir (¿que no ya estaba muerto?) y huye a Volterra, Italia, con la intención de azuzar a los Volturi, la realeza vampírica en el mundo de Meyer, para que lo maten. El muy conveniente poder de Alice ve las intenciones de Edward y corre por Bella para que juntas viajen a Volterra y lo salven. Cosa que previsiblemente ocurre: los amantes regresan a los US of A sanos, salvos y reconciliados después de un encontronazo bárbaro entre vampiros (que abusa del efectismo de la cámara lenta) y de que Bella se luce con los Volturi, cuyos poderes parecen no afectarla en lo más mínimo. Y tan, tán: final feliz con propuesta de inmortalidad siempre y cuando haya matrimonio primero, un perfecto gancho para el taquillerísimo continuará en la siguiente entrega. Ah, y por cierto, Bella se da cuenta de que Jacob es... un hombre lobo.

La adaptación de Luna Nueva al cine evidencia repetidas veces la falta de oficio literario de Meyer. Porque el gran problema de esta película es la trama heredada directamente de la novela. El conflicto principal de Luna Nueva (que Edward deje a Bella, porque todo lo demás -las peleas entre los hombres lobo, la introducción desaprovechada de los Volturi, la discusión entre los Cullen sobre la posible conversión de Bella en una meyerpire- son anécdotas exploradas de manera incipiente para aderezar este conflicto) se resuelve de manera simplista con el argumento de que Edward reconoce que no puede vivir (pero insisto, ¿que no ya estaba muerto?) sin Bella: dice mi mamá que siempre no y ora si seamos felices para siempre. Dos horas y 10 minutos para esto. El acercamiento entre Bella y Jacob, que hubiera podido dar para mucho más, parece solo un pretexto tendiente a reforzar el estrecho vínculo entre los protagonistas: nada más alejado del triángulo amoroso que se promete para la cinta. Y encima, los monstruos de Luna Nueva, tanto los Volturi -que resultan un poco ridículos, a decir verdad- como los hombres lobo -que podrían haber sido personajes interesantes-, funcionan para lanzar uno que otro mal chiste: como cuando Alice le dice a Bella Anyone else would be better off when the vampires left town. But you have to start hanging out with the first monsters you can find o cuando Aro (Michael Sheen), el Volturi mayor, concluye I love a happy ending. They are so rare.

Creo que en este caso es inútil dar estrellas. Luna Nueva es una auténtica joyita de lo asqueroso y si quieren verla será bajo su propio riesgo.

NOTAS

1. Para una excelente y exhaustiva explicación (en video y en inglés) de este fenómeno, la serie de vlogs You are Bella de shmeiliarockie en Youtube resulta muy recomendable. shmeiliarockie básicamente explora las estrategias que La Saga Crepúsculo emplea para atrapar a sus lectoras, como son su necesidad de validación y la satisfacción de sus deseos (de manera vicaria, claro está) a través de Bella, una protagonista "perfecta" que consigue absolutamente todo lo que quiere y relata en primera persona sus aventuras entre tanto monstruo.
2. Twilight Sucks, una página dedicada a deconstruir La Saga Crepúsculo y sus repercusiones en la psique americana, ha complilado un Directorio de Ataques en el cual enumera los casos de agresión y acoso de las fangirls a todo aquel que no esté de acuerdo con ellas en que tal Saga es lo mejor que pudo haberle sucedido a la humanidad.
3. Huelga decir que esto en sí mismo es una monstruosidad: culpar a Shakesperare cuando se utiliza la excusa narrativa de la trágica separación de los amantes es ponerle mucha crema a los tacos porque tal leitmotif no es un recurso exclusivo de Romeo y Julieta. Si bien Shakespeare acuñó la frase star-crossed lovers -algo así como amantes maldecidos por un sino adverso-, existen muchos más casos en todas latitudes y momentos históricos: Leyla y Majnún, Popocatépetl e Iztaccíhualt, vamos, hasta Anakin Skywalker y Padme Amidala. Además, Romeo y Julieta está a años luz de maestría y sutileza comparada con Luna Nueva debido a incontables razones. La más sencilla es que Romeo y Julieta si crea y desarrolla personajes, mientras que Luna Nueva no.

Trailer, cortesía de clevvertv

3 comentarios:

Hermes dijo...

Ack, al carajo. Iba a poner cuanto odio la pelicula, el libro, la escritora y demas de esta cosa, pero ya lo dijiste todo tu. Ah no, falto algo: no mamen, no encontraron pretextos para desnudar al lobo con musculos de fisico-culturista? Bueno, ya. Tk care, baee.

Kurumo MI dijo...

Me parece que en algún otro "lugar" te dejé un pequeño comentario... Maldita sea mi mala memoria, jeje...

Mi "fe" en los vampiros nunca se verá mermada, aún cuando se les ridiculice de forma tan soez y burda. Es mejor hacer de cuenta que nunca cayeron hasta ese nivel... jaja... Es más, lo que estas pelis presentan no son siquiera vampiros ni licántropos; son una mezcla rara entre adolescentes emos -no pretendo sonar antiemo, aclaro- y chicos "bien" con problemas de autoaceptación de la taaan "terrible" inmortalidad y casi divina belleza -¿¿desde cuándo son dos anhelos despreciados por el humano??-, y a un chamaquillo de 17 años con músculos inflados por-quién-sabe-qué-sustancia que se convierte en un lobo de 1.70 mts de alto.

Ay, no!! Me cae que Lugosi debería resucitar para darles unas clases vampíricas, jaja!! Saludos!!

La Rumu dijo...

Um... andaba un poco atrasada en el blogroll, pero aquí voy:

Totalmente de acuerdo, odio crepúsculo. Mi hermana me hizo verla sólo pq me acompañó a ver Gomorra...

Bueno el caso es que fue traumático ver a Edward, Bella (la doncella emo) y la bandada de mayerpires con sus asquerosas actuaciones.
Los volturri fueron cuento aparte, que horror, en este momento puedo estar imitando la mueca pedorra que tuvieron toda la peli.

Ah! y que tal lo de 'don't do anything reckless' repetido putimil veces con angustiosa inflexión.

Sí, Meyer apesta.