sábado, 30 de enero de 2010

Todavía más desatinos

Una fotografía del tamaño de la mitad de una estampilla postal (tal vez más pequeña aún), en la que ni siquiera se ven tus ojos; a veces, tu nombre escrito en azul; otras, trece letras negras que me recuerdan cómo te llamas; un foquito verde o gris, dependiendo del humor o del trabajo; una media luna, casi imperceptible, que puede significar muchas cosas (cansancio, desdén, hastío, ausencia, olvido): fugaz catálogo de lo que la tecnología ofrece para que los corazones se acerquen, indicios vagos, diálogos intermitentes y, quizá, virtuales desencuentros.



Video, cortesía de TheGreatValerian

viernes, 29 de enero de 2010

Más desatinos

Aquí, escribiendo. Ni bien ni mal. Supongo que a uno le llega -infrecuentemente, he de confesar, dada mi euforia redescubierta y afanosamente mantenida (no sin los riesgos y menoscabos propios de un estado así)- el sosiego. El momento en que, con la cabeza en la almohada, uno se pregunta las grandes preguntas de la vida; los cómos y por qués, los cuándos que se responden con los tan trillados siempres y nuncas. Y en ese preguntarse uno se acuerda (¿será inevitable?), rememora (¿será que así sucedió?), anhela (ay, vaya que anhela) y, por fortuna, finalmente se queda dormido.

miércoles, 27 de enero de 2010

Desatinos

Horas inconvenientes. Cero sobriedad. Y desearía escribir sobre... Autocensura: me limito, me restrinjo, me condiciono... ¿Por qué se vuelve tan difícil, a estas alturas del partido, escribir -¡qué va!- hablar de ciertos asuntos, de ciertas personas, de ciertos momentos? Quisiera tener la frescura de hace algunos años: tal vez eso era desfachatez más que sinceridad. ¿A dónde se fue todo el mundo? Creo que aquí solo quedan unas cuantas colillas, tres gatos dormidos y un montón de cosas por decir. A penas es miércoles...

lunes, 18 de enero de 2010

Unas cuantas suposiciones en torno a un texto prejuicioso (¡y anticonstitucional!)

Justo ayer, el semanario Desde la fe de la Arquidiócesis de México publicó un texto de nombre "Las verdaderas razones de la Iglesia para oponerse a que homosexuales adopten niños" que promete terminar de una vez y para siempre con las especulaciones sobre los motivos reales por los cuales la Iglesia Católica está en contra de la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten niños y niñas, iniciativa aprobada y hecha ley por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en diciembre pasado.

Bastó una revisadita a lo que tal artículo dice para que el activista que llevo dentro se convenciera de la urgencia de comentar la multitud de barbaridades que en él suscribe la Arquidiócesis. Frente a ellas trataté de ser breve y me concentraré solamente en una problemática cuestión (porque tratar de deconstruir las nociones de "normalidad" y "naturaleza", presentes en esta misiva como razonamiento inapelable para denostar la sexualidad homosexual, ya lo he hecho antes aquí): la pretendida aceptación de los homosexuales por parte de la Iglesia Católica.

El texto comienza diciendo que el Catecismo de la Iglesia Católica pide que los homosexuales sean acogidos con respeto, comprensión y delicadeza, y evitar todo signo de discriminación injusta
(como si existiera la discriminación justa), una intención bastante loable, aunque dudosa, que al continuar con la lectura del artículo revela su verdadero significado. Si bien la Arquidiócesis inicia su perorata con una alusión a la caridad cristiana en el trato con homosexuales (más que a la empatía civil, porque sus palabras tienen un dejo de "ayyy, no saben lo que hacen..."), ni tarda ni perezosa estipula que la unión sexual entre personas del mismo sexo es estéril, porque los genitales femenino y masculino están diseñados para que las relaciones sexuales plenas y fecundas sean solamente entre hombre y mujer. Pareciera no causarle mayor agravio a la Arquidiócesis que a algunos hombres les gusten otros hombres (eso si: pobrecitos), pero que anden haciendo cosas sucias en lo oscurito es inadmisible. La Arquidiócesis acepta -o más bien tolera- una orientación o preferencia distinta a la heterosexual, aunque no soporta su expresión más íntima, por lo que conmina a los homosexuales, como a toda persona soltera, a vivir la castidad. ¿Qué tipo de acogida es esta que ofrece la Iglesia Católica a los homosexuales, acogida en extremo superficial, condicionada y, si me apuran un poco, hipócrita?

Luego la cosa se pone peor cuando los argumentos de la Arquidiócesis saltan de aleccionar sobre el mundano sexo a defender rabiosamente la sagrada familia: Ser un buen padre no consiste solamente en dar casa, vestido y sustento al niño, sino en asegurar su sano desarrollo físico, mental y moral. Por bien intencionados que fueran unos 'papás' homosexuales, su solo estilo de vida afectará de muchas maneras al niño. Si dice: 'de grande quiero ser como mi papá', ¿a qué se referirá?, ¿a usar falda, maquillarse, invitar a otros hombres a dormir con él? Por otra parte, no se puede dejar de mencionar la grave posibilidad de que una pareja de homosexuales desee adoptar niños con el perverso propósito de usarlos para pornografía infantil, abuso sexual, prostitución, etc. Lo anterior solo demuestra cuán desinformada está la Arquidiócesis sobre el "estilo de vida" homosexual (como si hubiera solo uno): pareciera que éste se equipara directamente y sin escalas al travestismo y a la promiscuidad. Lamento mucho lo que voy a escribir a continuación, pero a veces hay que explicarse con manzanitas y palitos: no todos los homosexuales son travestidos, ni todos los travestidos son homosexuales; no todos los homosexuales son promiscuos ni todos los promiscuos son homosexuales; no todos los homosexuales son perversos ni todos los perversos son homosexuales y, además, no todos los heterosexuales son buenos padres, ni todos los buenos padres son heterosexuales. Aunque eso de hablar de buenos y, por extensión, malos padres también es una generalización peligrosa porque, me pregunto, ¿qué es ser un buen padre? Y, ¿quién podría ilustrarnos con conocimiento de causa y certeza rayando en la arrogancia lo que es ser un buen padre? La verdad lo ignoro, pero tengo la pequeña sospecha de que no es la Iglesia Católica.

La Arquidiócesis -científica, ilustradísima e imparcial como siempre- concluye su argumento de cuán malos padres son los homosexuales citandos los 25 (+ 1) efectos que, según Dawn Stefanowicz -una mujer
educada por un padre gay y una madre pasiva (¿?) en el Toronto de los años sesenta y setenta-, pueden acaecer a quienes han crecido en familias que no son cien por ciento heterosexuales: Sentimiento de ser diferente, de no pertenecer. Buscar aceptación y relacionarse sólo con niños problema. Soledad; deseos de huir, evadirse. Habituarse a mentir para ocultar su realidad. Vergüenza por su situación familiar. Inseguridad. Dolor por ser ridiculizado y discriminado. Tristeza y depresión. Atracción por el mismo sexo. Baja auto-estima. Buscar llamar la atención en forma negativa. Rebeldía, delincuencia juvenil. Desórdenes alimentarios. Adicción a alcohol, drogas, sexo, etc. Ideas suicidas. Obsesiones sexuales con sus papás o parejas de éstos. Celos desmedidos con sus papás o parejas. Presión para aceptar las cambiantes parejas de los papás. Presenciar y/o ser víctima de conductas sexuales inapropiadas. Dificultad para establecer relaciones de confianza. Confusión con relación al género. Falta de identidad sexual. Hermetismo. Dificultad para comunicarse. Temor de revelar situación personal, lo que vive, lo que presencia. Necesidad de terapia. Lo único que se me ocurre decir a propósito de esta lista de supuestos (o rotundos e inescapables según la Arquidiócesis) "efectos" que le caerán como la peste a los niños y niñas que viven en hogares homoparentales (que ni siquiera fue el caso de Dawn, por cierto) es: quien nunca haya sido adolescente, que tire la primera piedra.

Para terminar, me permito citar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en su Artículo 130, inciso E dice:
Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos de culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.

Hay muchas cosas más que pueden rebartirse en este texto, pero yo me conformo con parar aquí y esperar a que Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, se ponga a hacer su trabajo: este artículo de Desde la Fe, al igual que las declaraciones de Norberto Rivera acerca de la "mala y perversa ley de adopciones a parejas gay", claramente se contrapone a lo que acabo de citar de la Carta Magna, lo que hace merecedora a la Arquidiócesis (y también a Norbertito) a algún tipo de sanción porque vivimos en un Estado Laico, ¿que no? Obviamente esperaré sentada y con la paciencia de un santo...


viernes, 15 de enero de 2010

Unas cuantas suposiciones en torno a un video prejuicioso

Hace solo dos días, apareció en Youtube un video que me ha causado enojo y hasta consternación. Las imágenes y textos que en él aparecen, suscritos por el ex alcalde de Orizaba y ex diputado federal Tomás Trueba Gracián, panista y (seguramente) católico, me revolvieron la pancita y el cerebro. Y que me prendo al grado que ni tarda ni perezosa me puse a escribir este post. He aquí el video para que ustedes juzguen por sí mismos (a ver qué reacciones les provoca):



Muchísimo podría escribirse sobre esta oda a la cerrazón y hasta al absurdo (¿alguien podría explicarme qué onda con lo del "angelito"?), pero me conformaré con decir unas cuantas cosillas. Antes que nada, no entiendo por qué amplios sectores de la población mundial (ay, sin tan solo fuera un mexicanísimo fenómeno...) vinculan directamente a los homosexuales con los drag queens y nada más. Es verdad que los desfiles del Orgullo Gay en el planeta entero son un colorido manifiesto que, por vocación, transgrede escandalosamente los parámetros de la normalidad. Son celebraciones públicas que se distinguen por sacar a la luz lo que durante décadas (si no es que más) se había relegado a la esquina más oscura del clóset. De haberme sido negada la expresión libre de mi identidad sexual, de haber sido despreciada y vilipendiada mi preferencia por otras mujeres (que no es el caso, pero no importa porque es una suposición válida, tal vez irreal para mi aunque muy palpable para millones de gays y lesbianas) yo también saldría cada año a las calles a exigir respeto y a festejar la diferencia. Si por algo se caracteriza la comunidad LGBT es por su diversidad. A ver, ¿por qué no seleccionó el perpetrador de esta presentación una de las siguientes fotos para hacerle de padre/madre del hipotético y tiernísimo Alejandrito?




























































¿Porque, a pesar de ser gays, lesbianas y/o bisexuales estas personas se ven muy "normales"? ¿Porque no encajan en el molde de "locas" y "vestidas" que se menosprecia y rechaza con la mano en la cintura? ¿Porque este culto y refinado panista nomás no sabe quienes fueron y/o son Federico García Lorca, Joan Baez, Freddy Mercury, Anaïs Nin, Gianni Vattimo, Cristina Peri Rossi, Conchita Martínez, Xavier Villaurrutia o Susan Sontag? ¿Porque esta ilustración de personalidades es muy internacional y ecléctica (y, en definitiva, limitadísima)? ¿Porque este protector de los más débiles (según él) si sabe de ellos y ellas, pero ignora que no eran/son heterosexuales? Es curioso, pero ni una sola lesbiana aparece en la finísima presentación de Trueba Gracián (¿la niñera punk, tal vez?), lo que implica ¿más discriminación o mero lapsus?

La presentación de Trueba Gracián, con todo y supuesto "aval" argumentativo de la ONU y UNICEF, convertida en video panfletario solo demuestra una cosa: que aún viviendo en el siglo XXI todavía existen personas a las que, por incontables razones, no les ha llegado (en el sentido más amplio del verbo llegar) información -profesional, legal, científica, académica, cómo quieran llamarla- sobre lo que implica la aceptación, no la mera tolerancia, de la diversidad sexual con todo y sus consecuencias. Y lo más preocupante es que dicha información (que en una de esas está más disponible de lo que pensamos) es solo el primer paso hacia una verdadera cultura y práctica del respeto hacia los otros, quienes quiera que sean, de las cuales estamos aún muy lejos. Ya mejor no reflexiono ni contesto las preguntas del videito, porque creo que mis respuestas no serán suficientemente "normales", "naturales" y "correctas" como para un punto de vista católico y panista. Además me voy a enojar más si lo hago...

Video, cortesía de uppgen

Y ahora resulta...
Hoy martes 19 de enero de 2010 y por motivos que desconozco, el video de uppgen "La Nueva Familia de Alex!" ya no está disponible en Youtube. Este canal ahora contiene dos videos de unos cuantos segundos en los que se dan a conocer los resultados de una encuesta de Milenio sobre matrimonios y adopciones gay. Pareciera ser que la lógica de uppgen es que, cuando los argumentos no están suficientemente sustentados, siempre es válido apelar al poder de la opinión de esas masas amorfas que constituyen las encuestas. Digo esto porque, obviamente, la metodología de la encuesta brilla por su ausencia. Empero, he aquí la presentación original en Power Point (con mínimas diferencias de aquella subida a Youtube) sobre las desventuras del imaginario Alex que el pequeño reportero que llevo dentro tuvo a bien sacar de la papelera de reciclaje de mi computadora.

La Nueva Familia en El DF

jueves, 14 de enero de 2010

So far, so good

Quién sabe cómo, pero entré en el 2010 con bombo y platillo (y marimba y didgeridoo y contrafagot y...). Mucho trabajo, muchos proyectos que se están concretando con éxito (porque uno siempre trae proyectos en la cabeza, quiero pensar, pero que se concreten y encima con éxito es otra historia muy distinta), muchos amigos revisitados, muchos lazos restablecidos. Mucho reven -pa' que más que la verdá- después de siete meses de encierro post-separación. Hasta conseguí mi beso de Reyes la madrugada de hoy (creo que me tardé un poquillo en hacerlo...) y en verdad espero que se repita unas cuantas (o mejor unas muchas, muchísimas) veces. ¿Será que uno se pone las pilas y las cosas sencillamente suceden? ¿Será que el universo conspira? O será que ambas opciones se fusionan y entonces... Mientras son peras o son manzanas, me regocijo de agradecimiento y los dejo con un videito de Flagelo di Dante para la canción Runaway de los Yeah yeah yeahs. Ah, pero ¡qué buen video (me recuerda a las pelis de la nouvelle vague), qué excelente descubrimiento Srita. Beatriche!



Run, run, run away
lost, lost, lost my mind
want you to stay
want you to be my prize...
Runaway, Yeah yeah yeahs

Video, cortesía de Patradox

martes, 12 de enero de 2010

Contra apología de la normalidad y la naturaleza según las entiende Esteban Arce

Estimado Esteban:

Escribo esta misiva esperando encontrarte bien y aún con empleo. A pesar de que no soy ni remotamente fan de Matutino Express, el programa del Canal 4 que a diario presides, dada la polémica surgida a partir de tus declaraciones en éste fue inevitable que viera el video en que sesudamente expones tu punto de vista con respecto a la homosexualidad (así como tu tienes el derecho a hacerlo público, habemos quienes consideramos una obligación rebatirlo en forma igualmente pública). Supongo que no esperabas que lo que expresaste aquella mañana, hace poco más de un mes, causara tanto revuelo. Pues si: tus palabras generaron escándalo porque evidencian no solamente lo que tu, a título personal, opinas sobre el particular, sino porque (quiero creer que) sin saberlo te volviste emisario y vocero de una postura ampliamente extendida en la sociedad mexicana, la postura conservadora de la intolerancia y, sobre todo, de la ignoracia. "Ay, pinches putos no hagan drama, pero ¡si ni es para tanto!", segurito que has de estar pensando. Pues si es para tanto y mucho más y trataré de explicarte por qué.

En primer lugar, tu "muy sencilla" pregunta: ¿es normal ser homosexual? (que no permitiste a Elsy Reyes reponder suficientemente), en definitiva escapa a una discusión facilona y vulgar, como la que iniciaste en el Matutino Express. Preguntarse con seriedad por la normalidad implica hacer un recuento de distintas corrientes filosóficas, antropológicas y sociológicas que (te apuesto lo que quieras) no conoces, a lo mejor porque tu área de especialización es otra. Como breve ilustración solo diré que la normalidad (bien lo saben quienes han leido a Michel Foucault) es una construcción cultural expresada mediante discursos que cambia en función de la historia y la geografía. El término normal no denota lo mismo aquí y ahora que en, digamos, Marruecos 100 años atrás. Además, los discursos de la normalidad tienen efectos de poder, es decir, imponen formas de ser, concebir y estar en el mundo. De aquí que el término anormal se utilice para censurar, exiliar, aniquilar, esconder y dominar aquello que sencillamente es otro, aquello que escapa a la generalidad de la que cuelga la etiqueta de la normalidad. Por ello, y respondiendo a tu pregunta, para personas como Norberto Rivera o como Onésimo Cepeda (quienes parecen vivir en la España del Santo Oficio, por cierto) vaya que no es normal ser homosexual, mientras que otros preferimos cuestionar el término normal y modestamente oponernos a la opresión que implica.

También echaste mano de la trillada excusa a propósito de la naturaleza (otra palabreja con una larguísima y nutrida trayectoria en las Humanidades), del lugar común de que es muy, pero muy sabia y por eso sabía lo que hacía al juntar a un hombre y a una mujer para que, mediante el sexo, poblaran este mundo; lo que desemboca en el argumento autoritario de "pero, ¡¿quiénes nos creemos nosotros, simples mortales mundanos, para cuestionar a La Naturaleza?!". (Curiosamente, Foucault explica que la naturaleza, en tanto concepto, se emparenta con la normalidad y tiene un uso tan o más ideológico que ésta). Según lo que dices, la finalidad natural y vital de la sexualidad es la reproducción. Entonces me asalta una duda: ¿has tenido sexo en tu vida exclusivamente tres veces que corresponden a los tres únicos hijos que tienes? El hecho biológico que requiere la unión de un óvulo y un espermatozoide para generar una nueva vida no descalifica de raíz las infinitas posibilidad de la sexualidad humana (con todo y lo que para muchos son sus espinosísimas aristas): la sexualidad pues, en tanto fenómeno emotivo, cultural, social y psicológico, no se agota ni mucho menos se circunscribe a la reproducción. Huelga decir que cuestionarse sobre si la sexualidad homosexual es "natural" o no se equipara a si es "normal" o no, por lo que volvemos a lo mismo que ya expresé en el párrafo anterior (y que, supongo, no es necesario repetir).

Te dejo una bibliografía mínima para que, si lo deseas (ya sea por iniciativa tuya o por presión mediática), amplies tus horizontes (si es que te gusta leer textos, digamos, difíciles). Porque la campaña esa de Televisa Elige estar bien contigo -aunque un poco pasada de moda ya- ha de suponer también una continua y esforzada superación intelectual, ¿que no?

Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Paidós/UNAM/PUEG, México, 2001,
Canguilhem, Georges. Lo normal y lo patológico, Siglo XXI, México, 1972.
Foucault, Michel. Microfísica del poder, Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1992.
-------------- Los anormales. Curso en el College de France (1974-1975), Fondo de Cultura Económica, México, 2001.

Un saludo de Año Nuevo, n.

lunes, 11 de enero de 2010

Actividad paranormal

Como ya he dicho antes por aquí, constantemente estoy a la caza de una película de horror que me provoque verdadero horror. Una película que me aterrorice con pasión y me haga perder el sueño. Qué le voy a hacer: el pequeño sadomasoquista que vive dentro de mi así lo desea. Ya que Anticristo de Lars von Trier se niega a bajar (lleva dos meses estancada en un 80%, ¡maldición!) fui a ver Actividad paranormal (Paranormal Activity, Oren Peli, 2007). Y una vez más el horror desquiciante que esperaba nomás fue un sustillo cualquiera. Lo cual no quiere decir que Actividad paranormal me haya parecido una mala película.



Actividad paranormal es la historia de Katie (Katie Featherston) y Micah (Micah Sloat). Cuando comienzan a suceder hechos extraños en la casa que comparten, Micah -un tanto escéptico al respecto- decide emplear una cámara de video para grabar lo que sea que esté pasando en su habitación mientras ellos duermen. Con la curiosidad de aquél que nunca ha visto un fantasma, Micah esta resuelto a conseguir una evidencia contundente que los saque de dudas. Los primeros registros nocturnos de cosas raritas -ruidos, pisadas, estruendos, respiraciones- dan paso a fenómenos más intensos: Katie se levanta de madrugada varias veces y se queda horas junto a la cama observando a Micah. Tras varios días de poco sueño y muchos sobresaltos, a Katie le van entrando el miedo y la desesperación, hasta que finalmente le confiesa a Micah que ha experimentado la presencia de un ente demoniaco desde niña, por lo que teme lo peor. Para no revelar el desenlace de Actividad paranormal solo diré que al final lo que Katie temía sucede y de muy fea manera.

Actividad paranormal sigue la premisa de La Bruja de Blair (The Blair Witch Project, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999), una cinta bastante buena y exitosísima: olvidemos el alud de efectos especiales, la sangre artificial y la música enervante para concentrarnos en dar a la historia de horror una apariencia de realidad lo más auténtica posible, casi como si de un documental falso o mockumentary se tratara. Es como si le dijeran al público: esto que ves aquí así le ocurrió a gente común y corriente, por lo que también te puede pasar a ti. Ergo el terror se vivirá como verídico en tanto y en cuanto los espectadores se enganchen con la apariencia de realidad construida y la tomen por la realidad misma. Actividad paranormal consigue muy bien este efecto de realidad al valerse de actores poco conocidos, a través del pretexto de las videograbaciones de Micah (que resultan, por un lado, cámara en mano y, por el otro, cámara emplazada en una esquina del cuarto de Katie y Micah) y mediante la ausencia de un score propiamente dicho (lo cual mucho se agradece), pero en cuanto a dar miedito, el resultado de la cinta es bastante desigual.

Al principio pareciera que solo estamos siendo testigos (bien voyeuristas, eso si) de la vida diaria de la pareja protagónica y que nada pasa, absolutamente nada. Este ritmo lentísimo contribuye a que Actividad paranormal sea un poco aburrida: si bien la presencia maligna en casa de Katie y Micah poco a poco se hace más contundente, el timing y la forma en que esto sucede no ayudan a que el espectador sea absorbido por la trama. Me parece que Actividad paranormal no logra crear y mantener una atmósfera agobiante y perturbadora como si sucede con La Bruja de Blair. A falta de espectacularidad gore, para que ocurra el pánico entre el público es necesario envolverlo en un ambiente inquitente del cual Actividad paranormal carece y que solo se da por momentos y muy, pero muy entrada la película. Actividad paranormal se torna efectiva justo al acercarse a su conclusión, incluso a pesar de un final un tanto estrambótico (que me reservaré esta vez), por lo que nomás asusta tantito, pero sin hacerle enloquecer a uno. Si de dar estrellas se trata, de cinco le doy dos y media.

Trailer, cortesía de college4MATT

martes, 5 de enero de 2010

Regalos regios

Este año no voy a colocar ni zapatos ni calcetines cerca del árbol (porque no tengo) (árbol, digo, zapatos y calcetines todavía tengo). Tampoco voy a esperar a la mañana del 6 de enero para ver si Melchor, Gaspar y Baltazar pasaron por aquí y dejaron un regalito. Basta de esperas: este día de Reyes -qué va, ¡lo haré todo el mes, todo el año!- voy a dejar la comodidad de mi cueva y me lanzaré a las calles, audaz y resuelta, para buscarme un regalo yo solita. No soy muy exigente para los regalos, nunca lo he sido; algo discreto, mondo lirondo, pero intenso eso si; algo breve y memorable seguramente será perfecto. Estoy pensando en algo dulce y suave (no son bombones, aunque para después de regocijarme en mi regalo me caerían muy bien); algo natural y, la mera verdad, que cree hábito (tampoco son remedios caseros contra el estrés o el insomnio). O sea: quiero un regalo reincidente, reiterable, que se pueda dar y recibir varias, muchas veces y entre más se disfrute mejor sepa. Le voy a robar un beso a alguien... ¡Agárrense todos que ahí voy por mi regalo!



Foto, cortesía de:
http://media.photobucket.com/image/vintage%20picture%20kiss/tracy1_09/Kisses/herkiss.jpg