Hace muchos, muchos años, recuerdo cómo me explicaron en la primaria el dichoso melting pot gringo: un crisol en que se habían fundido (o más bien arrejuntado) gente de todos lados del mundo porque creían que ése -America the beautiful- era el lugar de las oportunidades y la libertad. "¡Qué lindo!", pensé, "todos los colores y sabores, nacionalidades y religiones in sweet harmony". Tiempo después, mis opiniones empezaron a transformarse cuando conocí a Malcolm X y la Nación del Islam, cuando me contaron sobre la guerra de Vietnam y cuando vi la excelente cinta sobre una pandilla de chicanos en Los Ángeles Blood in, blood out (Sangre por sangre de Taylor Hackford). Para rematar, en la universidad llegaron Giddens y Huntington con sus teorías de la modernidad y la globalización y del encontronazo de las civilizaciones: la inocencia infantil quedó hecha pedazos.
Gracias a mis correrías por youtube, he encontrado literalmente de todo con respecto a estos temas: documentales interesantes, spoofs con los que me retorcí de la risa y videos confesionales que dan voz a opiniones sobre "la diversidad de los otros": políticamente correctas, ilustradas, ofensivas, tolerantes y hasta tontas. Los muchos videos que responden a los ahora famosos Tag Games vloggeros me parecen un interesante ejemplo de ello.
En México conocemos el Tag Game como Encantados (en España le llaman Pilla, pilla) y las reglas grosso modo son: alguien te corretea para tocarte y, si lo hace, mágicamente te paraliza al instante hasta que alguien más, que no esté paralizado, te levante el hechizo para seguir corriendo y que no te agarren de nuevo. La versión del Tag Game en youtube consiste en que alguien te manda una petición para que hagas un video en donde sigas ciertas instrucciones o respondas algunas preguntas y, a tu vez, envies la misma petición a otras personas para que hagan lo propio. La totalidad de los videos de este tipo que he visto en youtube son de usuarios jóvenes localizados en el US of A (salvo la gran excepción que comentaré en el siguiente post). El Tag Game virtual es entonces un híbrido entre los Encantados y el entrañable Chismógrafo de mi niñez (¿Será éste un mexicanismo? ¿Alguien sabe como le llaman al Chismógrafo en otras latitudes?).
Pero resulta que estos Encantados virtuales también vienen en la modalidad racially explicit, es decir, que sus destinatarios están definidos por lo que podríamos llamar "factor étnico": existen un lao tag game, un filipino tag game, un cambodian tag game, un vietnamese tag game e incluso un hispanic/latina tag game. Seguramente hay muchos más Tag Games para otros colores y sabores -por no decir razas, porque ¡ah qué palabra tan fea!-, pero por el momento me quedo con los "asiáticos" y los "latinous". Las preguntas que han de responder los encuestados son:
1. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en (el país que corresponda)?
2. Escoge el plato típico de tu país que más te gusta.
3. Escoge un artículo doméstico que represente tu cultura.
4. ¿Sabes hablar (la lengua que corresponda)? Di una frase o dos para probarlo.
5. ¿De qué parte de (el país que corresponda) eres?
Huelga decir que tanto preguntas como respuestas me parecen muy interesantes (en el sentido antropológico de la palabra) y que dan para horas y horas de sana diversión. A través de estos videos me he enterado que los filipinos consideran a las reproducciones de La Última Cena que cuelgan de sus paredes y al tabo -una especie de palangana- en sus baños elementos esencialmente identitarios; que las mexicanas ven en el comal y las tortillas (¡obvio!) aquello que mejor las representa; que todos los laosianos, camboyanos y vietnamitas encuestados habían nacido en suelo gringo y eran hijos de refugiados; y que una abrumadora mayoría de los encuestados adoran su comida típica y son bien, pero bien, glotones.
Hay dos cosas que me sorprendieron mucho en esta brevísima exploración de los racially explicit Tag Games. Las razones profundas de mi sorpresa seguramente dan para una investigación seria (o varias) y tienen que ver con factores históricos, políticos, ideológicos y culturales dificiles de precisar. La primera es que, de entre los encuestados, los "asiáticos" buscan diferenciarse a toda costa unos de otros, mientras que los "latinous" no se acongojan si los meten en el mismo saco. Una usuaria laosiana de youtube apelaba porque Laos tuviera su propio Tag Game (y lo logró) para no tener que sumarse al de los filipinos que, por cierto, dicen es el primero jamás creado. Por otro lado, los propios "latinous" -siguiendo la premisa de que todo lo que está al sur del Río Bravo es lo mismo y de que America es un país, no un continente- parecen no tener objeciones para homogeneizarse bajo una misma etiqueta: mexicanas y puertorriqueñas mayoritariamente responden al juego, aunque también encontré videos de una chica guatemalteca/uruguaya y de otra dominicana/guatemalteca. Aqui yace mi segunda sorpresa: el hispanic/latina tag game, como indica su nombre, parece ser un juego solo para mujeres. ¿Responderá esto a una suerte de distinción genérica dentro de la comunidad de "latinous" en Estados Unidos? ¿Preferirán los hombres "latinous" irse de peda en lugar de responder unas cuantas preguntas? ¿Será que los "latinous" varones no pierden su tiempo en youtube haciendo videitos sobre maquillaje?
Ante tanta pregunta, mejor les dejo este video de America the beautiful, interpretada por Ray Charles, cortesía de freeyourmind775. Tal vez sea la clave para resolver éstas y otras interrogantes.
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