domingo, 30 de agosto de 2009

El ¿descubrimiento? de la semana: Sounds of the Universe

ADVERTENCIA: Si nada más te interesa leer una reseña de Sounds of the Universe de Depeche Mode, sáltate los primeros cuatro párrafos de este post. En ellos únicamente me pongo nostálgica en un recuento del sube-y-baja de mi historia personal con este grupo. A estas alturas del partido -tras haber escuchado a Depeche Mode durante 20 de los casi 30 años que tienen de carrera- no lo pude evitar...

Recuerdo muy bien el primer disco de Depeche Mode que escuché de cabo a rabo: el 101. Corría el año de 1989 y esas rolas energéticas y pegajosas grabadas en vivo desde el Pasadena Rose Bowl -como Never let me down again, Stripped y Shake the disease- fueron para mi amor a primera oida. Las finas y complejas letras de Martin Gore y la voz de David Gahan, atormentadamente divina, hasta hoy día me siguen moviendo y conmoviendo. El 101 se convirtió de inmediato en el soundtrack que me acompañó largo tiempo.

Como me pasó con otras bandas, a partir de mi infatuación por este disco comencé la exploración retrospectiva de Depeche Mode: me encontré esa verdadera joya de lo absolutamente estupendo que es Black Celebration y me hice ferviente fan. Los seguí emocionada cuando sacaron Violator (aunque odié -y odio- con todo el corazón ese sencillo que tanto pegó en México: Personal Jesus) y Songs of Faith and Devotion (¡cómo no acordarme de las repetidas veces en que Alex y yo cantamos Condemnation entre vodkas!). Hasta fui al infame Palacio de los Deportes en 1994 con motivo del "Devotional Tour". Ah, pero ¡qué bien se veía David Gahan en escena (a pesar de que era un consumado adicto a la heroína)! ¡Qué gran espectáculo visual! ¡Qué sonido tan sólido y seductor!

Luego padecí los años que estuvieron inactivos y los rumores de separación. Cuando se estrenó Ultra en 1997 fui la más feliz: a ojos cerrados lo incluiría en mi Top Ten de discos favoritos de todos los tiempos. Pasé varios años enamorada de Ultra por lo que al salir Exciter, cuatro años después, ni le puse atención: el primer sencillo de ese disco, Dream on, palideció en mis oidos a comparación de Barrel of a gun, It's no use y Home. Me olvidé por completo de seguir las novedades de Depeche Mode; pensaba que para entonces ya se habían afresado demasiado, que con los años habían perdido encanto y frescura y así estuve un buen rato, en el deleite de sus glorias pasadas.

Pero en 2006, mi super brother del alma Brian Heart Sroka insistió tantísimo en que teníamos que ir por lo menos a un concierto del "Touring the Angel" que terminó por convencerme. Depeche Mode tenía 12 años de ausencia por estos lares. "Esta bien, vamos", le dije, "que sea solo por los buenos viejos tiempos...". ¡Qué equivocada estaba! Aunque Playing the Angel tiene canciones muy comerciales (lindas, eso que ni que) como Precious, también está el punch extremo de A pain that I'm used to y The sinner in me que tanto se agradece en vivo. Ese concierto en el Foro Sol fue una auténtica maravilla: miles cantamos bajo la lluvia frente a un escenario enmarcado por una tormenta eléctrica.

Con el pretexto de la próxima visita de Depeche Mode a México en octubre de este año (en mi condición de pobre becaria, agradecería sobremanera que alguien me invitara al concierto... ¡no sean así, invítenme!), bajé de internet su más reciente disco: Sounds of the Universe. Mi primera impresión es que tiene un sonido muy retro que recuerda a veces a Air, ese grupo francés y fabuloso: los sintetizadores y arreglos en canciones como Peace -el segundo sencillo del disco- y Fragile tension evocan los inicios ochenteros de Depeche Mode al estilo de A Broken Frame. Y no se todavía si eso me gusta o me disgusta, porque después de la exitosa y fructífera experimentación noventera del grupo con instrumentos más orgánicos, este sonido retro tan electrónico podría parecer una involución trasnochada.

Por fortuna, los tres temas que abren
Sounds of the Universe -In chains, Hole to feed y el primer sencillo Wrong- incluyen las estridencias eléctricas y rítmicas que especialmente me atrapan. Al igual que Playing the Angel, este disco tiene su dosis de rolas bonitas y fresas -un poco elevada, diría yo- como In sympathy, Perfect y Little soul. Las demás canciones, a pesar de ser originales, me suenan a reinterpretaciones de otros temas incluidos ya en discos anteriores de Depeche Mode: es decir, nada sobresaliente o innovador.

Las letras de Sounds of the Universe no se caracterizan por ser elaboradas; sigue presente en ellas la eterna obsesión de Martin Gore -que tanto me encanta y tanto comparto- por el pecado y la culpa, la transgresión y el resarcimiento, por la imposibilidad de la comunión y hasta del entendimiento, pero no al nivel de genialidad que alcanzan las canciones en Ultra o en Songs of Faith and Devotion. Supongo que es un gran reto mantener los altos vuelos letrísticos cuando ya has escrito antes cosas tan redondas y llegadoras como:

Love needs its martyrs
Needs its sacrifices
They live for your beauty
And pay for their vices
Love will be the death of
My lonely soul brothers
But their spirits shall live on in
The hearts of all lovers
O como:
Is simplicity best
Or simply the easiest?
The narrowest path
Is always the holiest
So walk on barefoot for me
Suffer some misery
If you want my love

Jezebel es uno de los contados temas que en verdad disfruto de Sounds of the Universe, pero también padece de esta regresión ochentera, incluso en cuanto a lo que dice: es una especie de Roxanne contemporánea, una oda a la chica de "cascos ligeros" de la que se ha enamorado nuestro letrista.

En general,
Sounds of the Universe no me parece un disco indispensable ni excelente: las pocas canciones que, según yo, son buenas, no compensan la medianía de las demás. Creo que una evaluación así de negativa es resultado directo de mi primera impresión y que, quizá, es cuestión de escuchar este disco un poco más para descubrir sus sutilezas, si es que las tiene. Mientras eso sucede, les dejo Hole to feed en vivo desde Leipzig, cortesía de ExciterSFT. ¿Soy solo yo o esta canción de veras recuerda un poco a House of the Rising Sun?

Por cierto, casi se me olvida después de un post tan largo: ¡Feliz
Día del Blog queridos colegas blogueros y lectores de todas latitudes!


5 comentarios:

Abejilla dijo...

Comparto el entusiasmo y la devoción por Depeche Mode. No se hacen viejos!!!
Este disco me ha devuelto la esperanza en la humanidad...Es un discazo!!!
yo tengo In chains como ringtone que naca jajajaja

Se agotaron los boletos para ir a verlos a Madrid :( si puedes ve a verlos hazlo por quienes no vamos a poder ir... Un besazo

Hermes dijo...

primero escucho el disco, despues tu reseña ;)

Alex dijo...

Creo que me siento un poco como tú. Después de rehabilitarse y madurar, Depeche Mode perdió algo de fuerza... como a todos!
(y la rola no parece la de House of the rising sun!)

La Rumu dijo...

Comparto ese 'Amor a primera oída' contigo. Estoy de cauerdo contigo, las letras de antes son inigualables, que tal A question of lust, Room.. ah! son demasiadas. Y el tributo hecho a ellos es de los pocos que me gustan harto harto. También los vi en el Foro Sol y me encantaron, ese día llovió demasiado, pero ni sentí que estaba hecha sopa hasta el final del concierto. Al que programaron para este año tampoco voy a ir :-/ pero me quedaré siempre con ese buen sabor de boca del anterior... ah! ya los estoy poniendo en mi ipod!

Montserrat Algarabel dijo...

Abejilla: por más que escucho una y otra vez este disco no me encanta :( Pero sigo esperando que alguien me invite al concierto...
Hermes: ¿Ya escuchaste el disco? ¿Qué te pareció?
Alex y The Fool: pues si: que bueno es Depeche Mode, cuántos recuerdos, qué canciones tan memorables, cómo han pasado los años, ahhh...
Saludos a todos, n.