La censura cede bajo presión (…) y ante la “crisis de valores” (sobrenombre del debilitamiento de la tradición), conviene renunciar a las barreras del comportamiento concentradas en la antigua decencia.
Carlos Monsiváis, Entrada Libre. Crónicas de la sociedad que se organiza
Desde que leí algunos capítulos de Dust: The Archive and Cultural History de Carolyn Kay Steedman, los archivos me empezaron a parecer seductores. Hurgar entre los laberintos de polvo acumulado sobre los documentos del pasado se volvió para mi un auténtico viaje en la máquina del tiempo: la posibilidad real de acercarse a los testimonios de lo que fue y a las palabras de quienes los plasmaron –a veces escritas de puño y letra- me pareció simplemente fascinante. Caí bajo el influjo romantizado de los misterios y promesas del trabajo de archivo (riesgo que Steedman advierte con vehemencia) y me enamoré. Pero, como algunos amores intensos, éste también tiene sus escenas de desesperanza y frustración.
Estoy buscando la fecha exacta del estreno en México de una película de Ismael Rodríguez Jr, indecente y violenta, pero de culto al fin: Masacre en el Río Tula. De acuerdo al archivo de cierta institución cinematográfica cuyo nombre tengo que omitir voluntariamente -ya saben: las espinosas cuestiones de la confidencialidad-, esta película recibió su autorización oficial de exhibición el 10 de agosto de 1985. Eso significa, en teoría, que Masacre en el Río Tula ha de haber sido estrenada en los cines de esta ciudad a mediados o finales de agosto de 1985 o a principios de septiembre de ese mismo año. En teoría, porque busco y busco en los periódicos de esas fechas y no encuentro nada.
He de mencionar que tengo algunas sospechas de por qué no hay nada en prensa –hasta este momento de mi búsqueda, espero- sobre el estreno de la película en cuestión. Masacre en el Río Tula aparece en varias historias del cine mexicano como una película enlatada, por lo menos, durante 6 años. Es decir: aunque sus productores hicieron todo lo humanamente posible para lograr exhibirla (cortar escenas escabrosas ya filmadas, someter a la película a dos procesos de supervisión), esta cinta seguramente si fue condenada a permanecer dentro de su lata, a pesar de tener todo documento en tiempo y forma para su explotación comercial.
A principios de septiembre de 1985 los mexicanos nos deleitamos con hartas cintas gringas –unas muy malas, otras entrañables- como Rambo II, Martes 13 y 2010: el año que hacemos contacto; incluso todavía podían admirarse en la pantalla grande Karate Kid y La historia sin fin, también llamada La historia interminable, películas que seguramente mis padres me llevaron a ver en alguno de esos cines cuyas direcciones, ahora amarillentas y marchitas, aparecen en las viejas carteleras. Eso si: éstas muestran cómo Carmen Salinas exhortaba a sus paisanos a combatir la crisis con sudor y lágrimas en Mexicano… tu puedes, mientras la publicidad anunciaba escandalosa el estreno de una película “violenta, cruda, descarada, audaz”, Lo negro del Negro, sobre las tropelías del infame Gral. Arturo “el Negro” Durazo Moreno. Pero de Masacre en el Río Tula ni una sola mención.
Luego ocurrió el terremoto: la mañana del 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México quedó destrozada. Recuerdo que parecía una zona de guerra, como si el desastre hubiera caído de cielo y no surgido de las entrañas de la tierra. Todos los periódicos pusieron un alto al devenir diario de otras notas para concentrarse en informar sobre la tragedia. Fotos, fotos y más fotos: los estudios de Televisa en Avenida Chapultepec, el edificio Nuevo León en Tlatelolco, el Hotel Regis y el cine que albergaba: todos transformados en dolorosas montañas de escombros. México se paralizó por semanas; obviamente los cines dejaron de funcionar y, por lo visto, Masacre en el Río Tula no tuvo más opción que seguir dormitando en su lata.
En el archivo innombrable existe otro dato que marca el posible rumbo del paradero en prensa de Masacre en el Río Tula: el 3 de noviembre de 1989, esta película recibió la revalidación de su permiso de exhibición, aunque todo parece indicar que el permiso original no le sirvió de mucho. Pero entonces, ¿qué pasó entre el 10 de agosto de 1985 y el 3 de noviembre de 1989? Podría enlistar muy, pero muy arbitrariamente unos cuantos de los innumerables sucesos ocurridos en este lapso de tiempo: el Mundial de fútbol México 86, con todo y las glorias de Maradona y Pique, la estrambótica mascota oficial en forma de gigantesco chile verde; la publicación en 1987 de Entrada libre. Crónicas de la sociedad que se organiza y de Escenas de pudor y liviandad el siguiente año, ambos libros de Carlos Monsiváis en los que revisa críticamente el México de los ochenta; Cuna de Lobos, telenovela de Televisa que acaparó la atención de millones debido a un elegante parche en el ojo y muchísima maldad, transmitida entre octubre de 1986 y mayo de 1987; las fatídicas elecciones presidenciales de 1988, incluidas la decepción del fraude que llevó a un tal Carlos Salinas al poder, la resistencia de una izquierda entonces militante y entregada y la fundación del Partido de la Revolución Democrática el 5 de mayo de 1989; la sospechosa muerte del carismático Maquío, el político panista Manuel Clouthier, en un “accidente” automovilístico el 1 de octubre de 1989...
… y así. Toneladas de periódicos dan cuenta de éstos y otros acontecimientos; seguramente habrá en varios archivos, muertos y vivos, muchos más kilos de documentos que, al ser revisados, ofrezcan claves de los por qués, los quiénes, los dóndes y cuándos de la historia reciente de México. Yo solo espero encontrar algo que me indique que demonios pasó con Masacre en el Río Tula. Por fortuna, en el proceso de hallarlo se abre brillante la oportunidad del recuerdo, la oportunidad de combatir la indecencia del olvido, impuesto o no.
3 comentarios:
Ojalá encuentres algo pronto... pero por ahora creo que ha sido muy padre recordar esa parte de los ochenta. Yo nací en el 83 y la verdad es que, a pesar de mi buena memoria, no recuerdo mucho de esa época.
Dan ganas de buscarla en la profesionalísima pirateca que asegura poder conseguir casi todo.
Cuna de lobos muhahahaha! que buenos momentos del álbum mental.
Saluud!
Moy: pos si, tengo exactamente dos semanas para hallar algo...
The fool: pues yo tengo la peli, pero no me he atrevido a verla aún... ha de ser de terror, pero por su pésima factura!!!
saludos, n.
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