jueves, 28 de mayo de 2009

The Smiths: cantarlo todo y cantarlo bien

Soñe que iba al estreno de una especie de documental sobre The Smiths. Era una función de medianoche al estilo del Rocky Horror Picture Show, por lo que el cine estaba atascado de adolescentes gritones que lanzaban palomitas a diestra y siniestra (¿será que los nacidos durante la última década del siglo pasado han descubierto ya el genio de Morrissey-Marr?). Cada vez que Morrissey aparecía en pantalla -para responder una pregunta, revolcarse en un escenario o mostrarnos las desoladas calles de Manchester- se desataba el rugido del público. De pronto, me sorprendía a mi misma cantando cada canción en sincronía perfecta y empezaba a llorar a lágrima tendida. Después de todo, hace ya muchos años que no escuchaba a The Smiths: darme cuenta de que sus letras y melodías no han abandonado los rincones de mi memoria (que, con respecto a otras cosas, se desdibujan con facilidad) es conmovedor hasta en un sueño.

Si mal no recuerdo, es Julio Cortázar en sus Instrucciones para llorar quien dice que "hay que llorarlo todo y llorarlo bien". También es Cortázar quien describe la manera más efectiva de vocalizar en sus Instrucciones para cantar: "Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente a la pared, olvídese". Hoy quiero cantarlo todo y cantarlo bien con plena lucidez, no entre la bruma propia del que sueña; y si, además de cantar, lloro un poquillo, pues qué mejor terapia.

Para cantarlo todo y cantarlo bien se requiere privacidad: no es nada recomendable ser interrumpido a mitad de la interpretación de It's over, sobre todo si está acompañada por una intensa dosis de sollozos. Hay que estar solo para dejar que notas y lágrimas fluyan con libertad; hay que apagar los teléfonos y hasta desconectar el timbre si es preciso. Las flores son muy útiles: entonar una canción de The Smiths con una guirnalda de claveles al cuello o con unos cuántos pétalos de margarita en el bolsillo trasero del pantalón ayudan para inspirarse. Por último, es necesario contar con café y cigarillos en abundancia, que tal vez estén contraindicados para cantar pero, si de cantarlo todo y cantarlo bien se trata, uno necesita mantenerse alerta frente a su propio dolor: hay que sentirlo, abrazarlo y dejarlo ir por la boca y los ojos.

Afortunadamente, existen frases de Morrissey para toda ocasión, lo cual permite cantarlo todo y cantarlo muy bien:
- si pierdo de vista el lado luminoso de las cosas: For there are brighter sides to life and I should know because I've seen them, but not very often...
- si me siento un poquito mal: And now I know how Joan of Arc felt, now I know how Joan of Arc felt. As the flames rose to her roman nose and her walkman started to melt… (basta recordar que hay quienes lo han pasado mucho peor).
- si, en retrospectiva, me pongo necia: You shut your mouth, how can you say I go about things the wrong way? I am human and I need to be loved, just like everybody else does…
- si deseo levantar mi autoestima: Sheila take a, Sheila take a bow. Boot the grime of this world in the crotch dear, and don't go home tonight, come out and find the one that you love and who loves you, the one that you love and who loves you…
- si quiero desparramar un poco de bilis y desesperanza: So, what difference does it make? Oh, what difference does it make? It makes none, but now you have gone and your prejudice won't keep you warm tonight…
- si me dan ganas de romper algo más que los espejos: Burn down the disco! Hang the blessed DJ! Because the music that they constantly play IT SAYS NOTHING TO ME ABOUT MY LIFE…

Cuando esté agotada de tanto llorar, de tanto cantar y recordar y maldecir y culparme y decirme que esto, como todo, también es pasajero… cantaré Asleep para quedarme dormida y soñar, de nuevo, que canto y lloro con The Smiths:
Sing me to sleep, sing me to sleep. I don't want to wake up on my own anymore. Don't feel bad for me...



Video cortesía de: derfalschejunge

martes, 26 de mayo de 2009

El descubrimiento de la semana: Orange Blossom

Las penas con pan son menos... así dice mi mamá; y con música y pan, las penas pues ya ni se penan tanto. Al escuchar Radio Sing Sing (otro gozoso descubrimiento, por cierto) me topé con Orange Blossom, una banda francesa que integra en su música beats electrónicos, cuerdas y "sonidos del mundo". Cómo no va a ser así si Leïla, vocalista de Orange Blossom, es franco-argelina (su voz me recuerda mucho a la de Natacha Atlas) y Carlos, en las percusiones y los samplers, es mexicano. El título del disco que bajé gracias a la piratería cibernética, Everything must change, me hace mucho sentido en estos tiempos que vivo. Ahora que necesito punch y una voz seductora que me compañe, Orange Blosson es un regalo caído del cielo. Les dejo este video, cortesía de casaubonbeibo, de la canción Nafsi en vivo, palabra árabe que puede traducirse al castellano como "yo mismo".

lunes, 25 de mayo de 2009

Pequeño recordatorio


Mi nombre (o lo que puede adivinarse de él) escrito en una de las paredes del pasillo que da al baño. Tu nombre un poco más arriba. Grabados en una superficie vieja y rugosa, un pequeño recordatorio de lo que fuimos. Un epitafio. Y junto a cada nombre, una línea. Dos líneas paralelas, necesariamente apartadas una de la otra. Dos líneas que indican los centímetros que nos separan. Dos líneas que no pueden tocarse. Distancia. Vacío.

Si, ya se desplomó la añoranza sobre mi... otra vez. Ni cómo evitarlo.

Hasta pronto, siempre.

domingo, 17 de mayo de 2009

Ocurrencias dominicales

- Esta mañana desperté al son de un infame e inútil gingle político. Supongo que eso era la cancioncilla grupera que se coló por mi ventana (aunque bien pudo haber sido cualquier otra cosa). Es muy problable que como yo, muchos habitantes de mi barrio no hayan entendido que demonios decía la letra, la cual trato de reproducir -infructuosamente- a continuación:

Guadalupe Moreyra (o Noguera), la que a usted le interesa
Guadalupe Madera (Loera, tal vez), ciudadana de diez
Guadalupe Loaeza (Guadalupe, ¿molesta, moderna, no entra?), vote P-R-D

Estas dos cosas si me quedaron muy claras: que una tal Guadalupe perredista
(mil disculpas si está leyendo esto... no lo creo) quiere hacerle saber algo a la gente de la Escandón y que quienes fueron culpables de la producción y/o reproducción de esta "rola" no le permitieron comunicar el mensaje...


- Mientras caminaba junto al puesto de periódicos en la esquina de Benjamín Hill y Tamaulipas alcancé a escuchar estas palabras: "Pues bueno... la vida acaba enseñándole a uno tantas cosas...". Aparté la vista de la primera plana de La Jornada para encontrarme con la mujer que las había pronunciado: Cristina Pacheco, quien pasó justo a mi lado. Le esbocé una sonrisa rara porque me sorprendió verla tan de frente y tan de cerca. Pensé en detenerme, voltear para saludarla y decirle... no sé, ¿que nunca he visto completo un programa de Aquí nos tocó vivir? Mejor seguí caminando.


Y esas fueron las "ocurrencias" de este domingo, a menos que me suceda algo más en el transcurso de la tarde...


jueves, 14 de mayo de 2009

Any way the wind vlogs...

Me sigue sorprendiendo la facilidad con la que uno puede entrar, vía internet, en casa de potencialmente cualquier persona. Es más: no solo podemos visitar a través de una pantalla la sala de su casa, sino también su patio, su cocina y hasta la intimidad de su habitación (bien lo saben quienes han sufrido a causa de un videoescándalo). Eso si: lo anterior es posible siempre y cuando estas personas hayan tenido la bondad de subir un video a, por ejemplo, youtube. Me fascinan esos vlogs grabados desde la comodidad de un cuarto de baño o, de plano, desde la fodonguez de una cama destendida. Finalmente, sea cual sea el tema del que hablen, el ambiente desde el cual lo hacen dice tantísimas cosas... (esto lo aprendí de Julio: siempre está atento a la hechura de los muebles y al diseño del espacio en cada escena de interiores que aparece en una película).

Pero estas reflexiones orwellianas, pseudo etnográficas e inacabadas me están desviando del tema que hoy quiero tratar, a saber: ¿cuáles son algunos de los videos vloggeros más vistos en youtube?
Antes de contestar esta pregunta (bastante ociosa, por cierto) y aunque a nadie le importe saber la respuesta ("¡Sin duda!", vocifera el censor que llevo dentro), he de puntualizar ciertas cuestiones. Un vlog no es más que un blog pero en video, por lo que los vloggeros resultan ser, digamos, primos nuestros; hacen lo mismo que nosotros -los bloggeros- pero a través de otros medios: polemizan sobre temas de actualidad, cuentan historias de todo tipo, se burlan de la gente o simplemente despliegan comportamientos bizarros frente a la cámara. Por ello, en mi pequeñísima selección de videos más vistos en youtube no enlistaré videoclips de Shakira, RBD o Britney Spears -ni trailers de películas, ni episodios de series o telenovelas, ni caidas, accidentes u otros siniestros-, sino creaciones audiovisuales originales hechas con más o menos recursos, más o menos talento, pero orgullosos frutos de la cabecita loca de los vloggeros. Espero, queridos lectores, que esta mínima selección sea de su agrado.

Primero -y para satisfacer mi monotematicidad y circularidad- un vloggero que tiene más de un millón de suscriptores: nigahiga. Describe su estilo como "asiático" (lo cual ¡vaya se nota en sus videos!) y se dedica principalmente a hacer parodias de canciones e informerciales. De su serie Movies in Minutes, he aquí su versión de... ¿ya se lo imaginan?... Twilight, subida en enero de este año y con la friolera de 4,936,323 reproducciones por el momento:



Segundo, una verdadera joyita de lo estupendo: The Mysterious Ticking Noise de Neil Cicierega. Este video es parte de la serie Potter Puppet Pals y ha sido visto más de 61 millones de veces (¡¡¡!!!) desde que fue subido en marzo de 2007. Vaya que los fans de Harry Potter responden bien a las parodias...



Y, tercero, dos hermanos filipinos cuyo nombre vloggero es moymoypalaboy, quienes hacen playbacks enloquecidos al ritmo de canciones que van desde Bohemian Rhapsody de Queen y Wannabe de las inefables Spice Girls hasta Volare de los Gipsy Kings y Marimar de Thalía, éste último con 7,738,309 reproducciones desde junio del año pasado hasta el día de hoy:

domingo, 10 de mayo de 2009

¡¡¡Mas de 1,000 clicks!!!



Se que 1,000 clicks no equivalen necesariamente a 1,000 visitantes (ni mucho menos a 1,000 personas diferentes que hayan leido y disfrutado -¡inshAllah!- alguno de mis textos). Pero, mas de 1,000 clicks en tres meses... ¡es pretexto para celebrar!

Gracias a todos los que se han tomado el tiempo de leer mis extravíos. Ya se habrán dado cuenta que soy monotemática y circular. Gracias especialmente a quienes, con sus comentarios escritos o platicados, le dan de comer a este lindo engendro de mis neuronas: Eli, Ana Paula "The Fool", Moy, Geraldine, Beatriz, Panda en la bañera, Guillermo, huevoscocodrilo, Miss Karla, Hafizita, Emmanuel, Agustín, Raghab, Said y Manu. Gracias también a quienes, en el anonimato vitual, siguen este blog.

Les comparto unas hermosas lucecillas de color rosa (pa' que combinen con el diseño del blog) provenientes de la Competencia Internacional de Fuegos Artificiales, celebrada en Malasia en 2007. Salams a todos y ¡sigamos leyendo y escribiendo en el maravilloso mundo de la blogósfera!

(foto cortesía de: http://science.kukuchew.com)

sábado, 9 de mayo de 2009

Twilight... otra vez nos encontramos. Sobre la lectura, el cine, el amor y la imaginación

Cai, si. Vaya que cai. Acabo de ver Twilight. Y, para mi sorpresa, la cinta es bastante entretenida, salvo la última media hora en que la trama se desparrama cual verdolaga. Tenía que haber algo de sangre, violencia y acción ya que no hubo nada de sexo, ¿no? Veamos... creo que optaré por escribir algunos pensamientos desordenados sobre esta película y otros temas.

I
El primer gran acierto de la cinta es su directora, Catherine Hardwicke, quien logra reconstruir entrañablemente el universo emotivo adolescente. Esto, supongo, no es logro exclusivo de Stephenie (si: con "e") Meyer, creadora de la saga Twilight, sino de la propia sensibilidad de Hardwicke, cuya destreza al respecto ya despuntaba desde que filmó Thirteen (A los trece, 2003). En ese sentido, la cinta describe de manera eficaz la agonía de Edward Cullen (Robert Pattinson), el vampiro adolescente, frente al amor que siente por la insufrible humana Bella Swan (Kristen Stewart). La agonía de un amor destinado al fracaso: no solo porque muchos amores adolescentes van directo al desfiladero, sino porque a ese encontronazo entre dos mundos que responde al nombre de enamoramiento se le añade que, en el caso de Crepúsculo, una parte de la ecuación está "diseñada" (como Edward le dice a Bella) para aniquilar a la otra. Además, en teoría, ambos son adolescentes: su condición es la de padecer. Y vaya que padecen, como todos los "adultos" alguna vez padecimos -y, a veces, volvemos a padecer- el amor de visos imposibles. Quién no puede reconocerse a sí mismo en este sentimiento...

II
La escena en que Bella finalmente acepta frente a Edward que ella sabe que él es un vampiro me pareció muy bien lograda: un bosque húmedo e increiblemente verde, un espacio íntimo pero frío, dos amantes separados por sus naturalezas confrontadas en el desconsuelo de quererse juntos. He de confesar que en este momento de la cinta recordé de manera vívida cómo se me partía el corazón constantemente durante ese primer amor: en la ausencia, en la cercanía, en la imposibilidad del contacto, en la brevedad del roce... Pero este desliz mío, esta fuga hacia la cursilería en que caigo cada vez que lo recuerdo, no me cegó ante lo que me parece una de las cuestiones más objetables de la saga: la deficiente factura de sus personajes. Baste un breve ejemplo: Edward Cullen (perdónenme sus fans...) tiene una actitud protectora, rayando en lo posesivo, casi paternal, con Bella. Está ahí, siempre ahí, hasta cuando ella duerme, para velar por su ¿bienestar? Parece un acosador maniaco, más que un adolescente perdido de amor. Bueno, eso se explica muy sencillamente: recordemos que Edward Cullen tiene casi un siglo de tener 17 años.

III
Afortunadamente, no he leido Crepúsculo (y sigo firme en que no lo haré), por lo que no tengo la tentación de querer comparalo con la cinta. Desde hace tiempo he sostenido que la literatura y el cine son incomparables (lo cual resulta un lugar bastante común). Incomparables no porque el libro "siempre será mejor" que la película, sino porque, de entrada, literatura y cine son lenguajes distintos. En segunda instancia, leer y ver cine son experiencias sensoriales, intelectuales y, me atrevo a decir, vitales muy diferentes. Encima, la apreciación artística es, en gran medida, una cuestión de gusto. Para seguir con la metáfora diré que, por ejemplo, Great Expectations de Charles Dickens es tan deliciosa como Great Expectations de Alfonso Cuarón pero sus sabores nada tienen que ver. El humor de Dickens se paladea frase a frase en la novela, cosa que obviamente está ausente en la cinta; la hermosa fotografía en tonos verdes de Emmanuel Lubezki lógicamente es una imposibilidad al leer el libro (a menos que se vea la cinta primero y luego se lea éste).

IV
Aqui yace una posible razón por la cual el libro "siempre será mejor" que la película: la visión (en su acepción más plena) de cualquier texto, sobre todo literario, es personalísima y se construye en el espacio de la fantasía íntima de cada lector. Me parece que el exterminio de esta multiplicidad imaginativa, consustancial a la lectura, puede ser un elemento explicativo del éxito de la franquicia en cuanto producto: ver Crepúsculo primero y, mientras se lee el libro, fantasear con Robert Pattinson, no con el Edward Cullen único e irrepetible del mind's eye propio. Tan preocupante me parece esto como el hecho de que Robert Pattinson sea rápida y masivamente equiparable al Edward Cullen que millones de lectores en cientos de países habían acuñado en los meandros de su imaginación. Mi Estella en el Great Expectations de Dickens nunca dejará de ser la mía, aunque reconozca que Gwyneth Paltrow hizo un buen trabajo en la versión filmica de Cuarón. La imaginación no debiera ser un artículo comercializable...

Recuerdos de Foreverlandia

Los vecinos del 7 están haciendo un gran reventón. Supongo que celebran que ya todo "volvió a la normalidad", que pueden de nuevo ir al cine o que no les subieron la renta al renovar su contrato (cualquiera de estos pretextos me parece razonable, siempre y cuando la causa verdadera de su fiesta no sea que Felipón salvó a la humanidad de la puerca gripe). Gritos, zapateos al más puro estilo del jarabe tapatío, conversaciones, ruidos medio raros... desde aquí se escucha todo (incluso... ¿una aspiradora? Si, eso parece).

Ahora mismo están cantando a grito pelón esa rola horrenda de
Rudo y Cursi cuyo nombre no se... ni me importa averiguar. Ya hablaron de Carlos Castaneda y de los buenos viejos tiempos ochenteros; ya se pelearon por cuál canción de Guns 'n Roses era la mejor; ya le dijeron a "Gustavo" que apagara la cámara varias veces; ya hubo un agarrón de pareja porque algún borracho no quiso regresar a casa con su chava ("Güey, ¿qué pedo? Si el reven esta muy bueeeeeno...."); ya bailaron I will survive, Lambada, Sopita de Caracol, la Macarena, Staying Alive, Billy Jean y Vogue; ya cantaron Muriendo lento, Ni tu ni nadie y El triste... ¡ah, pero que vecinos tan eclécticos tengo! (No lo entiendo: ¿por qué seguirán aspirando?).

La neta no es tan tarde: a penas las 2:50 AM. Además, no tengo cara para quejarme: estoy pagando mi karma. Cuando yo era la Soberana de Foreverlandia, ese reyno fabuloso y ahora extinto, las celebraciones reales tenían lugar desde el jueves por la madrugada hasta el domingo por la tarde, a veces non-stop. Los músicos de la corte plañían sus laudes y hacían retumbar sus tambores, los juglares imperiales (¿?) cantaban las glorias del reyno, los caballeros se enfrentaban valerosamente para ganar el favor real y todo súbdito se contagiaba de la palaciega alegría. Los vecinos, seguramente, nos odiaban.

"Santa-María-delos-Buenos-Aires, sitodo-es-tu-vie-ra-me-jooooooooooorrrrrrr...". Mejor sigo escribiendo, que tarde o temprano caerán los del 7... aunque sea de borrachos.

jueves, 7 de mayo de 2009

El top ten de la semana: mis 10 respuestas del Muslim Tag Game

En el post anterior, me descosí comentando sobre la moda de los Tag Games en youtube (si quieres saber más, busca justo bajo el presente texto). Resulta que encontré uno que me sorprendió muchísimo más que los demás porque no era exactamente explicitly racial, sino explicitly religious: el muslim Tag Game.

Podría volverme a descoser comentado los videos que vi sobre este juego, pero diré solo cuatro cosas antes de yo misma ponerme a jugar:
a) casi la totalidad de quienes respondieron al muslim Tag Game son mujeres (los "musulmanos", ¿dónde quedaron? Solo encontré un triste video hecho por un hombre); b) la mayoría de estas mujeres son musulmanas por haber nacido dentro de una familia islámica ("conversa" o no) y viven en Malasia o en Estados Unidos; c) solo hay dos "conversas": una canadiense y otra australiana; y d) todas usan jiyab (el polémico velo) y están super maquilladas. Sin más preámbulo, van las 10 preguntas del muslim Tag Game, con sus respectivas respuestas:

1.¿Eres musulmán de nacimiento o por "conversión"? ¿Qué hay de tus padres?
Lo de la "conversión"... en si mismo es tema para todo un post. Digamos que voluntariamente abracé primero el sufismo y después el Islam. Mis padres son católicos no practicantes.

2. ¿Cuál es tu origen étnico y como influyó en tu crianza? Soy mexicana. Mi padre es 100% español y mi madre mitad mexicana, mitad alemana. Supongo que me llevará toda una vida descifrar cómo influyó esto en mi persona.

3. ¿De qué país eres? ¿Has estado en Medio Oriente? Ya dije que soy mexicana. No.

4. ¿Cuál es tu plato de Medio Oriente o árabe favorito?
Definitivamente esas deliciosas bolitas de garbanzo, acompañadas con salsa de menta, que responden al nombre de falafel. Y también los rollitos de hoja de parra. Y también la halawa -una pasta suave y dulce parecida al mazapán- sobre todo si es de pistache.

5. Menciona una frase islámica o árabe interesante o chistosa que utilices a diario. Ojalá. Lo interesante o chistoso (vaya uste' a saber cual) es que ojalá significa "si Dios quiere" en árabe y se dice InshAllah.

6.¿Cuál es la característica más atractiva/repulsiva en un hombre/mujer islámico/a? Para cualquier sexo o religión, la generosidad me parece atractiva y la avaricia repulsiva (¿qué clase de pregunta es ésta? ¿Habré entrado en una red -de esas que abundan- para buscar esposa/marido en el mundo islámico?).

7. ¿Qué es lo que más amas del Islam? ¿Qué te desagrada?
El sufismo, por supuesto. Me desagrada la cobertura mediática, generalmente sesgada, que se hace de la gran mayoría de noticias relativas al Islam... ah, y eso de la poligamia (asunto que también da para todo un post al respecto).

8.¿Cuál es el objeto más interesante/divertido/embarazoso relativo a la cultura árabe o islámica que tienes en casa (además del Qur'an)? Pues no se que pueda tener de interesante/divertido/embarazoso una túnica turca roja (que me trajeron Duja y Tariq de Estambúl), pero no se me ocurre nada más.

9. ¿Hablas árabe? De ser así, di algo en árabe.
No. Estudié árabe durante poco más de un mes y ni siquiera terminé de aprender las consonantes como para aventurarme en las vocales...

10. Nombra todos los profetas del Islam que puedas recordar ahora mismo. No hagas trampa.
Lo siento, ya hice trampa. He aquí los nombres castellanizados (en su mayoría) de los 25 profetas del Islam en orden cronológico: Adán, Enoc, Hod, Salih, Lot, Noé, Abraham, Ismael, Isaac, Jacobo, José, Job, Ezequiel, Shu'aib, Moisés, Aaron, David, Salomón, Elías, Eliseo, Jonás, Zacarías, Juan, Jesús y Mahoma (que en realidad no se llama Mahoma -término castellano peyorativo-, sino Mohamed), paz para todos ellos.

Pregunta extra: ¿sabes donde está Osama Bin Laden?
Contestaré lo que la mayoría de las encuestadas dijo: no sé, ¡ni me importa!

Imagen: Bismillah (en el nombre de Allah), c
aligrafía de Hassan Musa, artista sudanés.

El crisol ciberglobalizado o de cómo jugar a los Encantados en youtube

Hace muchos, muchos años, recuerdo cómo me explicaron en la primaria el dichoso melting pot gringo: un crisol en que se habían fundido (o más bien arrejuntado) gente de todos lados del mundo porque creían que ése -America the beautiful- era el lugar de las oportunidades y la libertad. "¡Qué lindo!", pensé, "todos los colores y sabores, nacionalidades y religiones in sweet harmony". Tiempo después, mis opiniones empezaron a transformarse cuando conocí a Malcolm X y la Nación del Islam, cuando me contaron sobre la guerra de Vietnam y cuando vi la excelente cinta sobre una pandilla de chicanos en Los Ángeles Blood in, blood out (Sangre por sangre de Taylor Hackford). Para rematar, en la universidad llegaron Giddens y Huntington con sus teorías de la modernidad y la globalización y del encontronazo de las civilizaciones: la inocencia infantil quedó hecha pedazos.

Gracias a mis correrías por youtube, he encontrado literalmente de todo con respecto a estos temas: documentales interesantes,
spoofs con los que me retorcí de la risa y videos confesionales que dan voz a opiniones sobre "la diversidad de los otros": políticamente correctas, ilustradas, ofensivas, tolerantes y hasta tontas. Los muchos videos que responden a los ahora famosos Tag Games vloggeros me parecen un interesante ejemplo de ello.

En México conocemos el
Tag Game como Encantados (en España le llaman Pilla, pilla) y las reglas grosso modo son: alguien te corretea para tocarte y, si lo hace, mágicamente te paraliza al instante hasta que alguien más, que no esté paralizado, te levante el hechizo para seguir corriendo y que no te agarren de nuevo. La versión del Tag Game en youtube consiste en que alguien te manda una petición para que hagas un video en donde sigas ciertas instrucciones o respondas algunas preguntas y, a tu vez, envies la misma petición a otras personas para que hagan lo propio. La totalidad de los videos de este tipo que he visto en youtube son de usuarios jóvenes localizados en el US of A (salvo la gran excepción que comentaré en el siguiente post). El Tag Game virtual es entonces un híbrido entre los Encantados y el entrañable Chismógrafo de mi niñez (¿Será éste un mexicanismo? ¿Alguien sabe como le llaman al Chismógrafo en otras latitudes?).

Pero resulta que estos
Encantados virtuales también vienen en la modalidad racially explicit, es decir, que sus destinatarios están definidos por lo que podríamos llamar "factor étnico": existen un lao tag game, un filipino tag game, un cambodian tag game, un vietnamese tag game e incluso un hispanic/latina tag game. Seguramente hay muchos más Tag Games para otros colores y sabores -por no decir razas, porque ¡ah qué palabra tan fea!-, pero por el momento me quedo con los "asiáticos" y los "latinous". Las preguntas que han de responder los encuestados son:

1. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en (el país que corresponda)?
2. Escoge el plato típico de tu país que más te gusta.
3. Escoge un artículo doméstico que represente tu cultura.
4. ¿Sabes hablar (la lengua que corresponda)? Di una frase o dos para probarlo.
5. ¿De qué parte de (el país que corresponda) eres?

Huelga decir que tanto preguntas como respuestas me parecen muy interesantes (en el sentido antropológico de la palabra) y que dan para horas y horas de sana diversión. A través de estos videos me he enterado que los filipinos consideran a las reproducciones de
La Última Cena que cuelgan de sus paredes y al tabo -una especie de palangana- en sus baños elementos esencialmente identitarios; que las mexicanas ven en el comal y las tortillas (¡obvio!) aquello que mejor las representa; que todos los laosianos, camboyanos y vietnamitas encuestados habían nacido en suelo gringo y eran hijos de refugiados; y que una abrumadora mayoría de los encuestados adoran su comida típica y son bien, pero bien, glotones.

Hay dos cosas que me sorprendieron mucho en esta brevísima exploración de los
racially explicit Tag Games. Las razones profundas de mi sorpresa seguramente dan para una investigación seria (o varias) y tienen que ver con factores históricos, políticos, ideológicos y culturales dificiles de precisar. La primera es que, de entre los encuestados, los "asiáticos" buscan diferenciarse a toda costa unos de otros, mientras que los "latinous" no se acongojan si los meten en el mismo saco. Una usuaria laosiana de youtube apelaba porque Laos tuviera su propio Tag Game (y lo logró) para no tener que sumarse al de los filipinos que, por cierto, dicen es el primero jamás creado. Por otro lado, los propios "latinous" -siguiendo la premisa de que todo lo que está al sur del Río Bravo es lo mismo y de que America es un país, no un continente- parecen no tener objeciones para homogeneizarse bajo una misma etiqueta: mexicanas y puertorriqueñas mayoritariamente responden al juego, aunque también encontré videos de una chica guatemalteca/uruguaya y de otra dominicana/guatemalteca. Aqui yace mi segunda sorpresa: el hispanic/latina tag game, como indica su nombre, parece ser un juego solo para mujeres. ¿Responderá esto a una suerte de distinción genérica dentro de la comunidad de "latinous" en Estados Unidos? ¿Preferirán los hombres "latinous" irse de peda en lugar de responder unas cuantas preguntas? ¿Será que los "latinous" varones no pierden su tiempo en youtube haciendo videitos sobre maquillaje?

Ante tanta pregunta, mejor les dejo este video de
America the beautiful, interpretada por Ray Charles, cortesía de freeyourmind775. Tal vez sea la clave para resolver éstas y otras interrogantes.

martes, 5 de mayo de 2009

El equipaje de la huida















Para Ashki, porque leyó este relato un día y le gustó mucho.


por eso cuando vuelva/y algún día será/a mis tierras mis gentes y mi cielo/ojalá que el ladrillo que a puro riesgo traje/para mostrar al mundo cómo era mi casa/dure como mis duras devociones/a mis patrias suplentes compañeras/viva como un pedazo de mi vida/quede como un ladrillo en otra casa.

La casa y el ladrillo, Mario Benedetti


Hasta el día de hoy no he tenido que huir. No he tenido que escoger entre quedarme o verme obligada a partir. He podido seguir habitando esta tierra amada que tanta indignación me provoca. He podido permanecer aquí, no sin sacrificios, no sin duelos ni flagelos. Me ha sido dado seguir caminando por las calles de este barrio y regresar a casa después de la lucha diaria. Pero cada día que pasa es un día más que me acerca al exilio y, como a todos, con paciente seguridad me acerca a la muerte. Cada batalla ganada, por pequeña que sea, me da unos instantes más de permanencia, pero no asegura la estancia indefinida. Porque ganar batallas nunca ha significado ganar la guerra.


Siempre pienso qué querría llevarme en caso de que huir se hiciera necesario. Se que en un momento dado la huida no será una amenaza que pende sobre mi cabeza, como una condena o una espada, sino la única salida para seguir viva. Aunque, de darse la fuga, es evidente que no tendría tiempo de empacar: saldría con la ropa que llevara puesta, sin posibilidad de despedirme, en la urgencia del que se ve forzado a correr sin mirar atrás. Tal vez podría llevar un libro indispensable o dos. Tal vez la foto de mis padres.


Tengo que prepararme para ese momento a pesar de que todavía no sea inminente, porque, ¿cómo saber de su inminencia? Solo en la huida misma sabré que ya está sucediendo, que escapar no es más una pesadilla recurrente sino una certeza. Por eso diariamente tomo muestras de las cosas esenciales que llevaría conmigo y así ordeno meticulosamente el equipaje de la huida. Me llevo las visitas de mi hermana, su alivio al verme, todavía aquí, respirando su mismo aire, pisando su mismo suelo. Guardo los días de viento y el cielo azul profundo rasgado por unas cuantas nubes blancas. Atiborro esta valija imaginada y ligera con trozos del malecón adoquinado donde estaba sentada la noche de aquél beso salado. Para soportar el traslado forzado que es la huida, me equipo con retazos de colores y texturas: la cantera verde y la rosa, rugosas y cálidas; los rayos del sol reflejándose en las cúpulas de esta ciudad de palacios; los matices múltiples y cegadores de las calles con sus toldos y puestos que abarrotan cada acera. Coloco en un recoveco de la maleta la espuma de las olas que rompen en las playas, empeñadas en seguir vírgenes frente a los embates del dinero. En este compartimiento (a prueba de filtraciones) también pongo la neblina de las montañas del sureste haciendo lagos de algodón en sus cuencas.


Y junto con los recuerdos de mi geografía personal, en el lugar más recóndito de la valija, lejos de la desmemoria y el descaro, introduzco cuidadosamente los fragmentos de las caras de mi gente que, al unirse, hacen un solo y mismo rostro: las miradas opacas de los niños en las esquinas, jugando entre los autos; los tristes perfiles de los mendigos con sus manos extendidas, orando y pidiendo a la entrada de las iglesias. Empaco los últimos gestos de los desaparecidos, de los caídos, para arrebatarlos del olvido en que quisieran arrojarlos. Con ellos, empaco el rostro de la inconformidad, de la subversión silenciosa, el rostro del hartazgo.


Cuando esté lista, cuando haya empacado todo lo que aprecio, entonces podré huir. Correr y no mirar hacia atrás. Correr sin pensarlo, sin una dirección definida más que el escape. Pero es cierto que no quiero terminar de hacer el equipaje de la huida: quiero quedarme aquí, sin plazos ni términos, en este país que, por sentirlo mío, tan mío, me duele intensamente.


Foto: Vintage travel de Bella Seven, hallada en flickr.


lunes, 4 de mayo de 2009

El top ten de la semana: mis 10 profesiones frustradas

Existen infinidad de respuestas frente a la trilladísima pregunta "¿qué quieres ser de grande mijita?". Éstas son algunas que yo recuerdo haber dado:

1. Química. Por ahí de mediados de los 80, el juego de química Mi Alegría ciertamente fue mi alegría por varios meses. Cuando las cosas empezaron a apestar, explotar y manchar las paredes, techo y alfombra, recapacité al respecto.

2. Monja. Eso se lo debo a los 6 o 7 años que religiosamente fui al catecismo ("¡¿cómo pudiste?!", susurra el ateo que llevo dentro). Nunca supe cuál era el carisma particular de mis monjitas catequistas, pero me caían muy bien. Además, todo lo que hacíamos era comer golosinas, ver películas bíblicas y hacer dibujos sobre los pasajes del Nuevo Testamento...

3. Psiquiatra. Si: en la Secundaria me entró la fascinación por la locura y, sobre todo, por los locos. Este interés no se convirtió en opción profesional, aunque todavía vivo sus secuelas: confieso haber disfrutado con patológica intensidad todos los capítulos de la serie de A&E Biography sobre asesinos seriales...

4. Médico. También en la Secundaria pensé que la profesión más noble y útil para la humanidad era la del galeno. El problema fue que nunca me atreví a entrar en una morgue. Cuando finalmente tuve el valor de hacerlo, comprendí por qué estaba estudiando Sociología.

5. Periodista. Ser testigo y cronista de los tiempos que corren veloces seduce a cualquiera. Como mi padre fue amigo cercano de Carmen Lira durante mi infancia, escuchar de viva voz sus relatos de la Nicaragua de la Revolución Sandinista me dejó una honda impresión.

6. Nadadora. Nunca fui una versión femenina de Michael Phelps (ni cuando fumaba mota...), pero siempre me ha gustado el agua. De niña tenían que sacarme a fuerza de las albercas porque me negaba a dejar de chapotear.

7. Actriz. Para no aburrirlos con el largo cuento de mi relación de amor y decepción con el teatro, solo diré una cosa: cuando era adolescente, tras un profundo examen de consciencia (y después de haber participado en varias obras escolares), me di cuenta de que quería ser actriz para ser, potencialmente, todas las Montses que pudiera. Era la excusa perfecta para no tener que decidir por tal o cual...

8. Pianista. El piano es mi instrumento favorito. Mi hermana Patricia me regalaba uno cuando iba en 6to de Primaria, pero mi padre pensó que entonces yo ya estaba "muy vieja" para empezar a aprender música... además ¿dónde diablos íbamos a acomodar el mentado piano? Ni siquiera era de cola...

9. Cantante. Como tantos y tantos artistas wannabe, yo también he cantado frente al espejo sosteniendo un micrófono invisible. La ironía del asunto es que hace unos seis años descubrí que si podía -y puedo y me encanta- cantar (eso se lo debo a mi amiga Leyla y siempre le estaré agradecida). Pero ahora soy yo, no mi padre, quien cree que ya se me pasó el tren del estrellato.

10. Escritora. Supongo que aún tengo esperanza, ¿no? Saramago publicó su primera novela pasados los cincuenta...


domingo, 3 de mayo de 2009

Ocurrencias dominicales


- Explorar la blogósfera se parece mucho a vagar por un laberinto (¡Changos! Ya caí en el lugar común... ¡Mil disculpas!). Solo que sin una Ariadna que le tire a uno un lazo para encontrar el camino de regreso. Bueno: siempre podré picarle insistentemente al return hasta llegar al punto donde comencé, creo...

- ¿Qué le pasa al IFE? ¿Cree que una democracia se construye a base de puros comerciales que machaconamente nos mete hasta por las narices?

- Fey es como Kylie Minogue: una canta "la,la,la" y la otra "na,na,na", las dos son chaparritas de ojos azules y, la neta, ambas me cagan...

- El encierro de estos últimos días ha fomentado mi naturaleza ya de por si ermitaña. Las escapaditas que me doy nomás son para comprar víveres. No he llegado al extremo de pedir por teléfono que me los traigan, porque entonces ¡vaya que tendría de qué preocuparme!

- ¿Por qué se va la luz tan frecuentemente en la colonia donde vivo? Eso no ayuda a que se me prenda el foco más a menudo... Mal chiste: se vale arrojar jitomates...

...y tán, tán, no más ocurrencias por hoy.

sábado, 2 de mayo de 2009

Filosofía (medio barata) y política (de miedo) al Cubo

Como he estado guardadita en mi casa, estos últimos días me he dedicado a ordeñar la red. Bajo y bajo películas descaradamente porque eso de salir para ver las novedades del marchante pirata o ir al Blockbuster está contraindicado (además de que, con la crisis, rentar películas no me parece nada rentable para mi precaria economía). Encontré la trilogía canadiense de El Cubo y, ni tarda ni perezosa, puse a la computadora a hacer lo suyo. Es posible que pocos se acuerden de esta saga (y que a menos les interese leer al respecto, salvo si son fans), pero igual me animé a escribir porque en estos días de encierro forzado y paranoia porcina películas como éstas resultan buen material de reflexión.

 

La premisa de los tres cubos -Cube (Vincenzo Natali, 1997), Cube 2: Hypercube (Andrzej Sekula, 2002) y Cube Zero (Ernie Barbarash, 2004)- es bastante simple: un grupo de desconocidos aparece en una habitación desconocida debido a causas desconocidas y enfrentado a peligros también desconocidos (más o menos como sucede en la primera Saw de 2004, dirigida James Wan, traducida infamemente al castellano como Juego macabro). El “¿dónde estamos?” da paso al “¿quiénes somos?” y a “¿por qué estamos aquí y encima nos quieren matar?”, por eso algunos le llaman a estas cintas cúbicas terror existencial. Y vaya que las preguntas esenciales de cualquier vida consciente dan terror, sobre todo ahora que el panismo quiere quitar la filosofía de la enseñanza preparatoria.

 

Las dos primeras cintas no dan una explicación contundente a la primera pregunta: el Cubo es una especie de laberinto-prisión-cámara de tortura que consiste en muchas habitaciones interconectadas que se realinean periódicamente. La tercera película, que en realidad es una precuela, suelta toda la sopa y clarifica ciertos indicios presentes ya en las dos anteriores: una corporación militar, Izon, aliada al Estado (¿gringo? ¿canadiense? ¡qué extraño!) usa el Cubo para hacer experimentos diversos con “sujetos” (sobre todo condenados a muerte) que, en teoría, han dado su consentimiento para ello (premisa que me recuerda esa muy buena película alemana de 2001, El experimento, de Oliver Hirschbiegel). La segunda pregunta -¿quiénes somos?- se va resolviendo poco a poco a la par de la trama: los “sujetos” del estudio se definen a sí mismos según su postura vital en esta situación extrema. Las tres cintas incluyen un limitado y repetitivo repertorio de personajes: habrá quien opine que no hay por qué luchar –el pesimista asimilado-; habrá a quien le de igual salir del cubo o morir en su interior –el cínico desesperanzado-; habrá quien apele por la vida no solo propia, sino de los demás –el héroe humanista y solidario-; y quien simplemente se pire y enloquezca ante el absurdo de la situación –el simple y llano psicópata-.

 

El primer Cubo da a este laberinto geométrico una lógica matemática y el escape se va resolviendo gracias a Leaven (Nicole de Boer), una nerd con habilidades analíticas sobresalientes, y a Kazan (Andrew Miller), un genio lelo y exasperante. El Hipercubo, que en realidad es un teseracto (según los que saben), no se podía quedar atrás: se nota que emplearon muchos más recursos para producir efectos high-tech deslumbrantes y, supongo, para construir la explicación de este lugar imposible: una mezcolanza de física cuántica y teoría del caos para dummies. En el Hipercubo, el rollo de la distorsión de la gravedad, el espacio y el tiempo es elemento fundamental para el terror de los cautivos y de algunos miembros de la audiencia quienes, como yo, se rascaron la cabeza frenéticamente para tratar de entender los mecanismos y teorías detrás del discurso de la cinta. La tercera entrega de la saga, en un arrebato de audacia característico de las precuelas, nos da el punto de vista de quienes están fuera del Cubo, aunque igualmente encarcelados: los guardianes voyeurs que monitorean cómo van cayendo, uno a uno, los “sujetos” del experimento. Ahi es donde se pone buena la cosa: si el primer Cubo responde a una lógica matemática y el Hipercubo a una, digamos, cuántica, el Cubo Cero tiene una lógica política.

 

En el Cubo Cero, Jax (Michael Riley), un desquiciado y excéntrico supervisor, baja de las alturas de su jerarquía al oscuro cuarto de vigilancia cuando la buena consciencia del celador Wynn (Zachary Bennett) lo hace entrar al Cubo para ayudar a los reclusos a escapar. Frente a la rebelión de los subalternos, alguien tiene que regresar las cosas a su inhumana normalidad, ¿no? El personaje de Jax, con todo y su ojo mecánico, me pareció genial y creo que le da cierta vitalidad a la saga. Aunque lo que representa, esta lógica política del Cubo Cero, es de verdadero miedo. Jax es pragmático, burlón, cínico, arbitrario, indiferente al dolor humano, autoritario, prepotente… justo las características de muchos de los gobiernos que hemos padecido globalmente. El verdadero terror del Cubo Cero es que revela quien está al mando: no fue el destino el que puso y mantuvo a estos pobres hombres y mujeres en cautiverio; no fueron sus crímenes, reales o inventados, los que los condenaron a la tortura y la muerte, sino Jax y los de su especie, loquetes de traje con mancuernillas de oro en los puños de sus camisas. Hoy día pareciera que el mundo es un pañuelo (por eso de las gripes y los mocos). Lo que a mi me da pavor es que, cada vez más, el mundo parece un Cubo.


(imagen del teseracto cortesía de http://lizmatematic06.nireblog.com)


viernes, 1 de mayo de 2009

El (re)descubrimiento de la semana: Niandra Lades and Usually Just a T-Shirt

Hace 13 años (¿13 ya? ¿te cae?) escuché por primera vez Niandra Lades and Usually Just a T-Shirt y simplemente me encantó. En aquellos días, yo era una feliz y enamorada groupie de Salamandra. A través de mi relación con la banda y, muy especialmente, con Manuel (en la batería), llegó a mi poder el primer disco solista de John Frusciante. Después de no se cuántos años y cuántas mudanzas físicas y espirituales, Niandra Lades desapareció. Afortunadamente, la piratería por internet me hizo justicia: hace unas semanas bajé vía torrent este disco maravilloso e incomprendido. El público entonces (y tal vez también ahora) prefirió a los Red Hot Chilli Peppers...

Al escuchar Niandra Lades de nuevo me pareció tan vital, bizarro y fascinante como la primera vez: los gemidos y gritos, los cambios de humor e incoherencias y las guitarras geniales de Frusciante me siguen pareciendo tan frescas como hace 13 años. Un muy buen viaje, en el cual Frusciante juega con los sonidos (y las drogas, por cierto) para "asegurarse que estés en contacto con la belleza, en lugar de dejar que la fealdad del mundo corrompa tu alma", como él mismo declaró alguna vez.



Keep going, don't stop...
Untitled # 8, cortesía de EmptyVicious