miércoles, 22 de julio de 2009

Entre Princesas te veas: sobre los blogs dedicados a Ana y Mía


Odio a las Princesas... Bueno, tal vez esta sea una declaración muy drástica: no tengo nada contra Estefanía de Mónaco y Lady Di -tras andar con un musulmán y morir por ello- hasta me parece una mártir. Maticemos pues: odio el concepto "Princesa" porque me parece frívolo y clasista. En la representación quintaesencial de las Princesas, hecha por el emporio Disney, éstas se caracterizan por ser ricas, bellas, de buena familia y real alcurnia. Son delicadas y frágiles rayando en la invalidez (metafóricamente hablando) y cuando son asediadas por los malos del cuento (brujas, madrastras, hechiceros, dragones, nobles o plebeyos de dudosas intenciones y además ¡feos!) aparece un príncipe guapo y azul para salvarlas. Y todas sus penurias acaban, como en las telenovelas, con blancas y magníficas bodas. El discurso de las Princesas, dirían las feministas, reproduce esquemas de dominación patriarcal porque, entre muchas otras razones, da valor a una mujer en la medida de su sumisión y apariencia física. ¿Cuándo han oido hablar de una Princesa insumisa y gorda? Porque la cualidad principal de las Princesas, según los incontables blogs inspirados por Ana y Mía que pululan en el ciberespacio, es su extrema delgadez.

Ana y Mía -anorexia y bulimia- son las mejores amigas e incluso hermanas de las Princesas virtuales. Según las confesiones de quienes asi se autodenominan y escriben o comentan en blogs como
No es fácil llegar a ser una princesa..., Ice Princess o Princesa por Siempre, Ana y Mía son cómplices y mentoras, diosas y regentes del país de la delgadez; les marcan el paso diario y las alejan de las tentaciones y el mal. El camino del autocontrol, dicen estas Princesas, las lleva a la perfección. Dejar de comer o deshacerse de lo poco que han comido les da fuerza, además de acercarlas a su meta: pesar 50 kilos o menos. Por eso la comida -que equiparan directamente a la grasa, la gordura y la fealdad- es su enemigo número uno; contra ella luchan y de ella escapan como si se tratara de la gripe porcina. Ana y Mía han convencido a estas Princesas que flacura equivale a belleza, aceptación y, eventualmente, felicidad.

Los blogs de Princesas anoréxicas y/o bulímicas dan múltiples consejos sobre cómo engañar al hambre y de paso a los Reyes y Reynas que, cuando se enteran de lo que sus hijas esconden, se oponen férreamente a este novísimo "estilo de vida": cómo comer ni siquiera lo mínimo indispensable, cómo contar calorías, cómo vomitar eficazmente y cómo controlar lo único que creen pueden controlar: su peso. Las Princesas virtuales se motivan a través de galerías de
thinspirations, fotos de actrices y modelos extremadamente flacas que poseen el cuerpo de sus sueños; se cuentan sus penas (algunas de estas Princesas se autolesionan; otras han pasado, sin éxito, por clínicas para rehabilitarse de sus desórdenes alimenticios); y al compartir sus diarios se apoyan unas a otras en su carrera descendente hacia lo que creen es una vida ideal, sin lonjas ni celulitis. Las Princesas virtuales juran en nombre de Ana y Mía y se comprometen a seguir sus designios:

Mi Contrato con Ana
Yo (tu nombre) a partir de hoy (la fecha en que todo empezó) y hasta el día en que llegue a la perfección, no voy a amarme ni a valorarme ni mucho menos a aceptarme como soy.
Declaro que hoy libero mi necesidad de comer compulsivamente, de atacar el refrigerador por las noches, de calmar mi ansiedad con comida. Me comprometo a recurrir a mi hermana Mía y a vomitar todo lo que como. Me comprometo a no pensar en otra cosa que no sea mi sueño y mi meta: por eso gracias Ana, gracias Mía. Ahora elijo ser yo: elijo ser perfecta, una princesa de porcelana. Tengo el poder de hacer un alto en mis pensamientos y calmar mi ansiedad con 2 horas de ejercicio y más de 3 litros de agua. No comer y pasar el agradable dolor del hambre pensando que soy la persona mas horrible que puede existir y lo soy porque siento que nadie me quiere, ni yo misma (piensa que te van a querer cuando estés delgada, cuando seas un símbolo de perfección). Gozo de la moderación, saboreo mi triunfo, me veo feliz disfrutando de mi nuevo estilo de vida y así me veré a mi misma si sigo los consejos de Ana y Mía: delgada y feliz, ¡perfecta como siempre lo soñé! Me comprometo a mirarme a los ojos, a ser sincera conmigo misma, a premiarme con el amor de Ana. Me odiaré cuando caiga y recurriré a toda la furia de Mía: ella me enseñará a librarme de la comida que tengo dentro y que está demás. Me comprometo a volver a empezar, a reconocer cuales son las situaciones que me desvían del camino que tanto deseo, el camino a la perfección, el mundo de Ana. Continuaré hasta ganar la batalla y la guerra siempre; ahora deseo y manifiesto en mi vida mi delgadez en la perfección. Porque ser delgada es ser perfecta. Juro que llegaré hasta las últimas consecuencias para alcanzar la perfección. Si tengo que morir, pues entonces lo aceptaré y moriré feliz, con gracia, porque soy una princesa y nadie dijo que fuera fácil serlo. En el nombre de Ana, juro nunca romper mi contrato hasta llegar a la perfección. Firma (tu nombre).

A medio camino entre el cuento de hadas y el libro de autoayuda, los blogs inspirados por Ana y Mía presentan una visión romantizada de la enfermedad: si no puedes contra ella, abrázala, embellécela, dale un toque de heroicidad. Así, las Princesas virtuales dan sentido a su suplicio y construyen un discurso identitario que cada vez tiene más adeptos (baste revisar los 1036 seguidores del blog Mis Amigas Ana y Mía). Si bien no creo en la apología de la anorexia y la bulimia, porque no son opciones de vida elegidas libre y conscientemente, tampoco creo que sea correcto censurar a estas Princesas virtuales, víctimas del totalitarismo global de la apariencia. Supongo que muy en el fondo sus palabras e imágenes son testigos de cómo el sueño se convirtió en pesadilla.

Para leer el texto íntegro de
Mi Contrato con Ana en el blog Solo Para Princesas...!: http://princesita0408.blogspot.com/
Foto: Isabelle Caro, quien
llegó a pesar solo 23 kilos debido a la anorexia que padece desde los 13 años. Su blog en francés: http://neigeisabelle.blog.mongenie.com/


8 comentarios:

Diana dijo...

OMG, eso es terrible, el acto de odio más terrible que se puede cometer; es el deseo inconsciente de autodestrucción, cruel, lenta, horrible. Cuánto deben de odiarse a sí mismas esas niñas? Chale..

Sebastián Solórzano dijo...

su convicción está tan arraigada que no la entiendo, afirmar que "todo lo que te alimenta te destruye" es demasiado inverosimil y atroz como para ser una consigna de embellecimiento.

es impresionante que su búsqueda de la perfección sea en pos del suicidio gradual y que su canon de belleza termine pareciéndose a la imágen de la muerte.

Anónimo dijo...

Me parece espeluznante este tema, ya te lo había comentado...

Ciertamente no podemos ir por la vida censurando a los demás únicamente porque su estilo de vida no coincide con el que cada uno de nosotros se rige. Sin embargo, ¿qué hacemos cuando sus opiniones afectan a otras personas? ¿Qué medidas debemos tomar para que las sugerencias de Ana y Mía no afecten la vida de nuestras hijas, hermanas, amigas, parejas...? Desde esta perspectiva, los websites y blogs son armas de doble filo, lo sé.

Por otro lado, creo que antes de juzgar a estas chicas -hablo de la respuesta que muchos tenemos en cuanto sabemos que alguien padece este problema- debemos considerar el conflicto que las agobia y que, evidentemente, no logran resolver o sopesar; la anorexia y la bulimia no son "estilos de vida" que se concentren en frases como "qué linda me veo", "quiero verme mejor". Desde mi perspectiva y por lo que he logrado indagar, podría decir que las ideas permanentes de estas chicas son: "qué fea soy", "qué mal me veo", y siempre hay una problemática mayor y enredada de trasfondo, situación tal que consideran fuera de su control.

En fin, para qué marear más si sólo era un comentario, je... De verdad, como siempre nos has llevado a un momento de reflexión y de curiosidad. Saludos.

Alberto.

Anónimo dijo...

Es triste y sobre todo, muy dificil. Les habla una chica de 20 años que paso por la anorexia, que paso por la bulimia, que tuvo muchos problemas, que casi pierda la familia, los amigos, el aliento, la vida. Perdi sueños, perdi muchas cosas ademas de pelo y menstruacion. Perdi hasta sueños. Realmente, pasando por el mundo de "ana y mia" no logré nunca, en todo el tiempo en el que estuve y jugue a ser princesa de mi reino, la felicidad. Ni siquiera un instante, ni un segundo. Todo era una rutina de tristeza, llano y penas. Nada bueno pude sacar de esos días, nada... hasta que toque fondo y sali. Todavia no se como, pero estoy. Estoy y me como un plato de pastas, una pizza el domingo con la familia y no me siento una mierda por hacerlo. No me culpo. No sufro más. Creo que volvía vivir cuando deje a mi reino con todos sus personajes. No soy mas una princesa, ni una reina ni mucho menos. Soy Mélanie, una persona completa, feliz, llena de sueños. Mi meta es terminar la facultad y ser la mejor medica que pueda ser. Mi sueño es formar una familia y darle a mis hijos y al mundo lo mejor que pueda salir de mi.

Pensar que la meta mas importante en tu vida son 50 kilos es lo mas egoista que he dicho, y que he leido. Y si algun dia tengo que sentir culpa, va a ser por haber publicado algun consejo para matar sueños de otros.

Si, Diana... Estas chicas se odian mucho. Yo me odiaba, y la vida me enseño a quererme un poco mas, todos los dias.

Hermes dijo...

Todo mundo sabe que es malo, incluso ellas. Tambien todo el mundo sabe que la guerra es mala. Personalmente diria que lo mejor para ellas seria ayuda profesional. Tristemente recomendaria ayuda profesional a casi cada persona del planeta.

La Rumu dijo...

Que gacho el trasfondo que se esconde detrás de esa deseada perfección.
Pensar que el ideal es no tener lonjas ni celulitis, es una gangrena mental, peor aún que la sociedad de consumo lo tolere y aliente, asegurando que cierto peso trae aparejada la felicidad, para que tras perder esos kilos y sintiéndose tan gordas como siempre, quieran el reembolso de weight watchers.

Moy dijo...

Yo quisiera ser anoréxico, bajar de peso mucho y después meterme a rehabilitación... JAJAJAJA. Pero no puedo... No puedo creer que haya personas que dejen de comer.

Anónimo dijo...

Ja! Ana y Mia no son enemigas, ni malas, son nuestras reinas y nosotras las princesas. No somos locas, buscamos la perfección por ser delgadas.