domingo, 7 de junio de 2009

29 Foro de la Cineteca. Sobre Involuntario de Ruben Östlund

Hace mucho que no iba a la Cineteca. Recuerdo cómo de niña iba con mis padres a ver películas de las que ahora no recuerdo casi nada y que entonces no entendía muy bien pero que extrañamente disfrutaba (Fitzcarraldo de Werner Herzog, por ejemplo, de la cual quedó en mi memoria la intensa y salvaje guapura de Klaus Kinski o To live and die in LA de William Friedkin, donde vi por primera vez a William Dafoe y entendí eso de ser ugly-sexy). Ya más grandecita, trataba de asistir, aunque fuera yo solita, a la mayor cantidad de películas posible cuando había Muestra o Foro en la Cineteca: así conocí y me enamoré de Ethan y Joel Coen, de Wong Kar Wai, Atom Egoyan y Jim Jarmusch. Pero la piratería y ahora el internet me han alejado un poco de la pantalla grande para acercarme a la pantalla de mi computadora... ¡Error! El cine está hecho para verse en la oscuridad y en grande.

De hecho, la última película (penúltima ahora) que vi en la Cineteca en noviembre del año pasado (¡!) fue Las flores del cerezo de Doris Dörrie (muy, muy recomendable y sobre la cual pueden leer un texto en el blog de Ana Paula, Del cine y otros demonios). Con pretexto de mi próximo cumpleaños, de que se está presentando el 29 Foro de la Cineteca y para retomar mis buenos hábitos perdidos, hoy fui a la Cineteca con mis padres a comer y ver una película. Es bueno enterarse en qué anda la cinematografía mundial contemporánea, ¿no?, por lo que decidimos ver Involuntario de Ruben Östlund (De Ofrivilliga, Suecia, 2008). Y para de verdad retomar esos buenos y cinéfilos hábitos decidí escribir unas líneas sobre esta cinta que ni me gustó ni me desagradó completamente.

Östlund narra, bastante escuetamente, cinco historias en las que, según dice la sinopsis de la Cineteca, el comportamiento de grupo afecta la acción individual (no es de extrañar que, con esta información, mi padre dijera antes de ver la película: ¡Pero si esto parece un ensayo sociológico!). Dos niñas medio adolescentes y borrachas tomándose fotos, rondando por las calles de Gothenburg y haciendo desfiguros; un señor al que le explota un cohete en un ojo durante una fiesta de cumpleaños; una reunión campestre de treintañeros heterosexuales con connotaciones homosexuales; un conductor de autobus que quiere hacer justicia cuando descubre un desperfecto provocado por un pasajero que decide permanecer en el anonimato; y una maestra que también trata de hacer lo correcto frente al caso de un colega que golpea a un alumno un tanto incontrolable. Las primeras tres historias me resultan lugares bastante comunes que ya se han tratado antes con mejores resultados y que en Involuntario hasta resultan aburridas y tediosas: para chavitas hasta su madre causando estragos, ahi está la célebre Kids de Larry Clark (que ni siquiera me gusta, pero reconozco es buena); para fiestas de familia de consecuencias trágicas véase la primera y excelente película del Dogma escrita por Thomas Vintenberg, Festen; y para hombres de (más y menos) treinta que se sienten atraídos entre sí en un contexto campirano, Brokeback Mountain de Ang Lee es una buena opción.

Las dos últimas historias de Östlund, sin embargo, me parecieron muy interesantes, incluso innovadoras, pero totalmente desaprovechadas. El relato del conductor de autobús (Henrik Vikman), quien decide no seguir con el viaje hasta que el culpable de haber roto el toallero del baño se responsabilice por sus actos, era una excusa genial y divertida para explorar la moralidad sueca, sus percepciones con respecto a la justicia y la injusticia, excusa que se queda solo en eso porque se desarrolla pobremente; así mismo, la historia de la maestra (Cecilia Milocco) que se debate entre denunciar a su colega golpeador o no y el efecto de esta duda en su relación con los demás profesores aparece desdibujada porque no se explora de manera suficiente. Ya que sabemos muy poco sobre estos dos personajes, sus actos y reacciones resultan un tanto incomprensibles en el mejor de los casos o absurdas en el peor, lo cual no contribuye para mantener el interés en lo que les sucede. Ambas historias dan para toda una película, por lo que le podemos aplicar a este director sueco el mexicanísimo dicho: el que mucho abarca, poco aprieta.

Finalmente, el trabajo de cámara me pareció un poco injustificado y hasta arbitrario: ¿en qué contribuyen a contar estas historias largos planos secuencia panorámicos de prados bucólicos o cámaras fijas que nos dejan ver solo la nuca de los personajes o sus pies, calzados o no? Otro sueco, Roy Anderson, ya hizo este tipo de elecciones estilísticas extremas en 2000 con resultados estética y narrativamente sorprendentes: si no me creen vean Canciones desde el segundo piso. Mi conclusión con respecto a Involuntario: dejen de beber, porque sino sus amigas las abandonarán inconscientes y vomitadas en un parque; correrán el riesgo de evitar ir a un hospital después de un accidente con fuegos artificiales para no agüar un cumpleaños; y sus compinches querrán chuparles sus partecitas aprovechando que la peda es al aire libre. De todas formas, ahí les dejo el trailer de la película, cortesía de FilmmuseumAmsterdam, con subítulos en inglés.

15 comentarios:

La Rumu dijo...

Suena bastante bien, me llamó cuando vi la cartelera pero precisamente esas pelis de planos-secuencia laaaargo puedes ser una belleza o un auténtico soporífero.
Y oh! esos amores de la cineteca parecen durar para siempre.
Salud!

Rosalba dijo...

A mi ya no se me antojo XD

Muy buena reseña...

Hartemisia dijo...

A mi me pareció una película excelente. Y si en efecto como comenta tu padre, podría ser un estudio sociológico. Ya Doris Lessing en uno de sus brillantes ensayos (Group Minds)hablaba sobre la presión de grupo sobre los individuos. Se puede ver claramente en cada historia de la pelicula la manera en como se da esta presión y la manera en que cada personaje principal reacciona y se asume en una su situación particular. Pienso que esos planos secuencia me permitieron hacer una pequeña reflexión sobre cada historia que se iba intercalando. Son esos espacios en los que se cuelan las ideas y los insights y creo que en muchos casos son necesarios, claro, siempre y cuando la intención de ver una película sea la de reflexionar. Concluyo diciendo que la enseñanza que nos deja la peícula es que con tal de pertenecer a un grupo podemos ser capaces de hacer cosas que no haríamos si no estuvieramos bajo presión y si no tuvieramos esa necesidad constante de pertenecer y ser reconocidos como parte de un grupo

Montserrat Algarabel dijo...

Rosalba y Hartemisia: ¡gracias por comentar! Creo que se me desbordó la bilis con esta peli porque le vi mucho potencial medio incumplido... y que me pongo a compararla...
Saluditos a The fool :)

Anónimo dijo...
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Montserrat Algarabel dijo...

anónimo: wtf??? odio el spam... no vaya a ser un virus porque por más anónimo que seas no te la acabas...

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Montserrat Algarabel dijo...

Anónimo: Que no quiero viagra, no insistas!!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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